No sucumbir a la tentación de venderlo es todo un orgullo

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Desde la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, Pablo Hohenlohe lidera la más importante casa nobiliaria de España. Entre sus planes, comercializar perfumes y estancias en los castillos familiares.

Exterior. Entrada al pazo. En la torre ondean las banderas de España, Oca, Medinaceli y Galicia (oculta en la imagen).

Noviembre de 2009. Tom Cruise y Cameron Díaz ruedan en Sevilla Noche y día, una disparatada comedia de acción. Algunas secuencias transcurren en la Casa de Pilatos, uno de los monumentos más emblemáticos de la capital sevillana. Al enterarse de que la XVIII duquesa de Medinaceli habita la histórica residencia, el actor pide conocerla. Poco antes se había rendido a los encantos de su prima, la duquesa de Alba. Para su sorpresa, Victoria Eugenia Fernández de Córdoba y Fernández de Henestrosa -conocida popularmente como «Mimi»-le da calabazas: «No puedo recibirle, estoy haciendo un crucigrama», le transmite a través de su personal de servicio. Discreta, generosa, culta y divertida, esta singular aristócrata llegó a entablar amistad con Peter O’Toole cuando, en los 60, su palacio sirvió de escenario deLawrence de Arabia. A sus fiestas acudían personajes como Jackie Kennedy, Audrey Hepburn o Gracia de Mónaco. Pero, a sus 90 años, no tenía el menor interés en conocer a ese tal Cruise. Al final accedió a recibir a la pareja protagonista y tuvieron una animada charla en inglés. Eso sí, ambos se fueron sin probar bocado. «¿Pero cómo no les habéis sacado nada?», preguntó la duquesa, sin percatarse de que dos horas antes había sugerido que no les ofrecieran «ni un vaso de agua, para que se vayan pronto».

La anécdota la cuenta entre risas su nieto Pablo Hohenlohe-Langenburg y Medina (Madrid, 5 de marzo de 1963) para ilustrar cómo se las gastaba su genial abuela, fallecida en 2013 a los 96 años. Diseñador industrial de profesión -ha ideado objetos para marcas de lujo como Ferrari, Loewe, Dunhill o Vacheron-, sus apellidos proclaman su rancio abolengo. Es hijo de Maximiliano Hohenlohe (hermano del príncipe Alfonso, el artífice de Marbella como destino de la jet set) y Ana de Medinaceli, condesa de Ofalia, ambos fallecidos, de modo que por sus venas corre sangre germana y española. «Soy tan Hohenlohe como Medinaceli», asegura. No obstante, su planta recuerda más a la de un caballero alemán que a la de un señorito andaluz. Hermano menor de Marco Hohenlohe (actual duque de Medinaceli), Pablo es el presidente adjunto de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, creada por su abuela en 1980 con el fin de conservar unido el enorme patrimonio familiar. «Cuando ella murió, mi tío Ignacio de Medina, el duque de Segorbe, me pidió que me involucrase más en la Fundación, que él preside, y a la que pertenecemos los nueve nietos en calidad de patronos. Todos nosotros tenemos las mismas oportunidades, pero quizá yo estoy dedicando más tiempo y poniendo más ganas y esfuerzo en esta empresa. Me siento muy orgulloso de recoger el testigo», explica el aristócrata, 52 años, que al igual que toda su familia desciende del primogénito de Alfonso X El Sabio y sus nietos, los Infantes de la Cerda. Penúltimo eslabón de este linaje, tiene claro que «la conservación del patrimonio es el más noble oficio de la nobleza».

Frondoso. Vista del paseo de los tilos, uno de los parajes de las ocho hectáreas de jardines del Pazo de Oca.

Primera de España

La casa, que debe su nombre al municipio soriano de Medinaceli y tiene asociada Grandeza de España desde 1520, «es la primera por la calidad de sus títulos y posesiones patrimoniales», como recuerda el historiador Jaime Salazar, director de la Real Academia de Estudios Matritenses. Ni siquiera la Casa de Alba resiste la comparación. La Fundación aglutina 13 monumentos nacionales, entre los cuales hay cinco palacios, siete castillos y la Capilla del Salvador de Úbeda. Congrega, además, numerosas capillas y conventos que, sin ser monumentos nacionales, tienen un importante valor histórico-artístico. Entre las obras de arte hay seis grecos, una estatua de Miguel Ángel (el San Juanito,que estaba en la Capilla del Salvador y fue restaurado en Italia, y hasta el 28 de junio se expone en el Museo del Prado), una de las mayores colecciones de esculturas del Renacimiento de toda Europa, cuadros de Sebastiano il Piombo, Ribera, Zurbarán…

Tal acumulación de propiedades y títulos se produjo por la agregación de casas nobiliarias, alrededor de 50, a lo largo de seis siglos. «Lo que queda son los flecos de los flecos», advierte el menor de los Hohenlohe, que desde niño escuchó todo tipo de historias sobre el esplendor familiar. «Mi tatarabuelo financió la vía del tren que conecta Madrid con la estación de Almoraima [Cádiz] a condición de que parase en sus fincas y castillos. Por eso el trayecto da tantos rodeos. Llegó a tener 2.000 personas a su servicio en el palacio de la Plaza de las Cortes de Madrid, demolido en 1910 para levantar el hotel Palace».

Consciente de que cada vez es más difícil mantener el legado familiar -«el gasto anual ronda los dos millones de euros»-, se le ocurrió lanzar una serie de productos vinculados a los principales palacios y castillos de la casa bajo la marca Duquesa de Medinaceli. «El principal objetivo es divulgar y promocionar los monumentos de la Fundación», explica. Tras año y medio de preparativos, acaba de salir al mercado una colección de perfumes vinculados a las tres joyas de la corona: Casa de Pilatos (Sevilla), el Hospital de Tavera (Toledo) y el Pazo de Oca (A Estrada, Pontevedra). Ya están en marcha unas velas con olor a nardo, el preferido de la duquesa, y una gama de jabones que se fabricarán en Castillo de Sabiote (Jaén). Y a partir de septiembre comercializarán un aceite de oliva virgen extra que elaborará la marca premiumCastillo de Canena (la primera partida será de 3.000 botellas de 365 ml cada una). Esta fortaleza jiennense, hoy en manos de la familia Vañó, perteneció a los Medinaceli hasta hace solo unos años. «En el siglo XVII, un antepasado nuestro introdujo desde Palestina una variedad de aceituna que plantó en su castillo de Arbeca [Lérida]. La llamó arbequina. Con una historia tan inspiradora, ¿cómo no iba a sacar nuestro propio aceite?», se pregunta.

Nuestra primera cita tiene lugar en un restaurante gourmet de Madrid. «Me encanta elpackaging«, dice Pablo refiriéndose a la presentación de las tapas. Es un aristócrata mundano, cálido en el trato y de fácil sonrisa. Entre bocado y bocado me muestra ilusionado, en su iPhone, los envases que él mismo ha diseñado. «Cada una de nuestras casas tiene un olor característico, y eso es lo que hemos querido reproducir en los perfumes: Pilatos huele a azahar, a flores, al albero húmedo; Tavera, al cuero de los pergaminos del archivo y a las plantas medicinales de su farmacia; Oca huele a bosque, a madera, a verde…», explica con delectación los olores conectados con su infancia. Para elaborarlos (50.000 unidades la primera tirada), ha contado con el asesoramiento de Puig y la colaboración de Hillparts, empresa perfumera holandesa que se encargará de la producción y la distribución. Se podrán adquirir en 400 puntos de venta a un precio no superior a los 30 euros.

PREGUNTA. ¿La Casa de Medinaceli necesita liquidez?

RESPUESTA. El objetivo fundamental de la Fundación es mantener el patrimonio histórico-artístico, y para ello se necesita liquidez. Pero nuestras aspiraciones no son solo mantener, sino crecer. Hoy por hoy estamos satisfechos con los ingresos [el 70% por turismo y el 30% por eventos], que nos permiten el mantenimiento y hacer ciertas mejoras.

P. ¿Cómo se siente llevando las riendas de una casa con tanto peso en la Historia de España?

R. Ser partícipe del mantenimiento de una empresa tan importante como esta y no sucumbir a la tentación de venderlo todo supone para mí un orgullo y una gran responsabilidad.

El estilo de Hohenlohe. Tras pasar por la Parsons School of Design de Nueva York, en 1986 el aristócrata empezó diseñando carrocerías de coche. Hoy, desde PH Design, su estudio en Marbella, ha abierto el abanico. En la imagen, gafas de sol para Silvester Stallone.

P. Supongo que su faceta creativa le ha ayudado a poner en marcha este proyecto comercial…

R. Sí, yo sé la imagen que queremos proyectar, y, por lo tanto, nadie mejor que yo para diseñar estos productos. La imagen y la gráfica de los perfumes, por ejemplo, están inspiradas en un manuscrito de 1368 que encontré en el Palacio de Tavera. En ese documento aparece el escudo del primer conde de Medinaceli rodeado de ornamentos florales de colores, una imagen que hoy resulta sorprendentemente moderna.

P. ¿Qué valores de marca pretenden comunicar?

R. El nombre Duquesa de Medinaceli no puede más que transmitir historia, tradición, arte, belleza…

P. Si su abuela viviera, ¿hubiera permitido ver su título usado como reclamo publicitario?

Bolso de viaje. de la firma Loewe.

R. Ja, ja, ja. Al principio seguramente le hubiese aterrado tanto protagonismo, pero también le hubiese divertido conocer el negocio de los perfumes, aceites, jabones y demás productos. Era tremendamente discreta, pero igualmente curiosa. Si elegimos su nombre fue para humanizar la marca y rendirle homenaje.

Dos semanas después nos reencontramos en el Pazo de Oca para la sesión de fotos. Conocido como el Versalles gallego por su jardín de ocho hectáreas, Valle Inclán se inspiró en él para escribir su Sonata de otoño (1902), y no hace mucho Pedro Almodóvar lo alquiló para rodar La piel que habito. Nuestro anfitrión nos recoge en el aeropuerto de Santiago y nos lleva en coche hasta este pazo señorial, una obra maestra de agua, piedra y vegetación del siglo XV. «Además de abrir los jardines al público, nos planteamos alquilar el pazo para unas vacaciones con amigos, reuniones de empresa o eventos familiares. Mi mujer incluso planea organizar retiros espirituales con yoga, trekking o clases de jardinería para desconectar», apunta el aristócrata, casado con María del Prado y padre de dos hijas de 11 años y 9 años, Allegra y Cecilia.

En el patio de entrada, un operario termina de cambiar las tuberías e instalar una caldera. «Es tan potente como la de un hotel. El agua caliente saldrá casi al instante en todos los cuartos de baño, provistos de calientatoallas», apunta Hohenlohe, un diligente jefe de obra. Tras calzarse unas botas de goma nos conduce a una alacena donde guarda muestras de perfume. «¿No hueles a bosque?», pregunta mientras pulveriza la esencia del Pazo de Oca. «Aquí abundan las azaleas y las camelias, pero sus flores apenas huelen», aclara. Durante una hora nos guiará por los rincones de este jardín barroco y algo asalvajado, rediseñado a principios del siglo XIX por François Viet, autor de los Jardines del Moro del Palacio Real.

A lo largo del recorrido nos detendremos junto a una Camellia reticulata plantada junto a la iglesia hace dos siglos y considerada la más alta y antigua de Europa; nos perderemos en un fantástico topiario cuyas figuras de boj están inspiradas en Alicia en el País de las Maravillas; caminaremos por el paseo de los tilos hasta alcanzar la muralla que delimita la zona ajardinada… «Hasta comienzos del siglo XX los pazos eran autosuficientes gracias a la caza o los árboles frutales. Yo intento que sea rentable con soluciones imaginativas, como los retiros de salud Health & Heritage» explica. También se plantea comercializar productos como las conservas de higos que elaboran artesanalmente los empleados. «La receta nos la confesó el párroco don Manuel en el último suspiro», afirma.

Dos estanques

El paseo termina en el lugar más emblemático de Oca: una ría de 2.500 metros de longitud que atraviesa el jardín dividida en dos estanques separados por un puente de granito. En cada uno parecen navegar sendas barcas de piedra, una de pesca y otra de guerra. Mientras uno, el estanque de las virtudes, lleva aguas calmas, en el otro, el de las vanidades, bajan más turbulentas. «Todo el jardín encierra enigmáticas contradicciones», apunta.

La caminata nos ha abierto el apetito. En el comedor principal, entre retratos de los señores de Oca y de los duques de Medinaceli, degustamos con cubertería de alpaca unos sencillos y exquisitos platos: trucha con judías verdes, lacón con patatas y, de postre, queso de Arzúa con higos en almíbar. Mari Carmen, cocinera y encargada del mantenimiento del pazo, 26 de sus de 60 años trabajando en Oca, recuerda con cariño a la duquesa: «Venía entre marzo y abril, cuando florecían las camelias. Era una persona especial, entrañable», asegura.

El sol del atardecer se refleja en la torre del pazo, donde ondea la bandera blanca de los Medinaceli. Antes de despedirnos, pregunto cuál es el papel de un aristócrata del siglo XXI: «Yo vivo como una persona normal. Solo tomo conciencia cuando leo la historia de las casas y compruebo que soy un eslabón. Como dijo Thomas Becket: ‘El honor es patrimonio del alma, y el alma solo es de Dios’. La nobleza es sobre todo una virtud. No todos los aristócratas son nobles ni todos los nobles son aristócratas».

Datos prácticos. El Pazo de Oca se puede visitar todos los días, de 9 a 20.30h. Entrada: 6 euros (A Estrada, Pontevedra). La Casa de Pilatos, todos los días de 9 a 19h. Entrada: 8 euros (Plaza de Pilatos, 1. Sevilla). El Hospital de Tavera, de lunes a sábado, de 10 a 18.30h y domingos de 10 a 14.30h. Entrada: 6 euros (Duque de Lerma, 2. Toledo).

Sus perfumes

Toledo. Aromático, especiado y amaderado, evoca la sobriedad del clásico Hospital de Tavera.

HOSPITAL DE TAVERA (TOLEDO).Aromático, especiado y amaderado, evoca la sobriedad de este clásico edificio toledano. Las notas de plantas medicinales (badiana, artemisa, menta) remiten al jardín de este antiguo hospital. Las pinceladas de especias y maderas nobles se combinan con el olor del cuero y pergamino. 29.95 euros (100 ml).

PAZO DE OCA (PONTEVEDRA). Inspirado en las fragancias de este fabuloso jardín barroco, el inicio intenso y verde de los setos de boj está matizado por cítricos, lo que nos transporta a su bosque de sequoias, castaños y cedros del Líbano. Hay notas de flores mezcladas con el olor al húmedo musgo gallego y el dulce del almizcle. 29.95 euros (100 ml).

CASA DE PILATOS (SEVILLA). Perfume floral y aromático que recrea el olor del jardín sevillano. Predominan el azahar, los frutos cítricos y flores como los jazmines y las buganvillas. Como si nos adentrásemos en la casa, se percibe después la fragancia de las maderas nobles, del albero húmedo y de la resina cálida del ámbar. 29.95 euros (100 ml).

Aceite. En colaboración con el Castillo de Canena. Será variedad de arbequina.

Y además…

A los perfumes Duquesa de Medinaceli seguirán unas velas (15 euros) con olor a nardo y unos jabones elaborados en Castillo de Sabiote (Jaén). En septiembre saldrá un aceite de oliva virgen (15 euros, 365 ml) en colaboración con Castillo de Canena.

Será de variedad arbequina, introducida en España por un duque de Medinaceli en el siglo XVII. Hohenlohe no descarta explotar las conservas que elaboran los empleados del Pazo de Oca.

Más información. es.fundacionmedinaceli.org

Por Juan Carlos Rodríguez. Fotografías de Luis de las Alas

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