¿Se imagina acceder de forma exclusiva al Pazo de Oca (Pontevedra), conocido como el ‘Versalles gallego’ por sus espectaculares jardines? ¿Le apetecería celebrar un evento privado en el Palacio de la Granjilla, adquirido por Felipe II en el XVI para supervisar las obras de El Escorial? ¿O prefiere alojarse en la Casa Palacio de los Hornillos (Santander), la mansión donde Alejandro Amenábar rodó ‘Los Otros’ (2001). Todo esto es posible gracias a Greatness, una red única en España de casas, palacios y castillos en manos privadas que cuenta con unas 30 localizaciones exclusivas.
La artífice de Greatness, Isabel Benjumea, 30 años, en el salón principal del Real Sitio de La Granjilla, en El Escorial.
Fundada en 2010 por Isabel Benjumea y Gonzalo Guinea (nietos del fundador de Abengoa, Javier Benjumea), esta empresa invita a descubrir el patrimonio menos conocido de una manera diferente. Como señala Isabel Benjumea (Madrid, 1982), CEO de Greatness, «España es el segundo país del mundo con mayor número de lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Sin embargo, gran parte permanece oculto y desconocido. Nosotros hemos querido rescatarlo del olvido y apostar por él de la manera más auténtica posible».
Dirigida a clientes de muy alto nivel, Greatness tiene dos líneas de negocio. Por una parte, ofrece la posibilidad de alquilar propiedades únicas y de alojarse en ellas de una manera exclusiva cenando entre colecciones de arte o conociendo a los anfitriones. Por otra, permite celebrar eventos privados y de empresa.
«El alquiler está más enfocado a un turismo internacional de clase media-alta con cierta sensibilidad cultural y artística; los eventos están teniendo mucho tirón entre clientes españoles», explica Isabel mientras paseamos por los renacentistas salones de La Granjilla, el único de los Reales Sitios en manos privadas. El precio de entrada a estas casas oscila entre los 3.000 y 5.000 €, y los propietarios se comprometen a reinvertir de un 30% a un 50% del beneficio en la preservación de Patrimonio.
CREACIÓN. Para explicar cómo surgió la idea, esta joven emprendedora de 30 años se remonta a su etapa en un internado en Inglaterra.
«Mi padre nos llevaba a conocer propiedades privadas maravillosas que estaban abiertas al público. Allí eras el invitado, y los dueños se involucraban en la presentación de sus casas».
Licenciada en Derecho y Relaciones Internacionales por ICADE, tras hacer un curso de postgrado en Georgetown consiguió entrar en el Banco Mundial. «¡Tuve que pasar 33 entrevistas!». En los cuatro años que trabajó en el departamento de Anticorrupción se relacionó con patronatos de fundaciones, universidades o clubes sociales que viajaban mucho por Europa, pero que apenas recalaban en España.
¿El motivo? «No teníamos una oferta comparable. No se nos ha enseñado a valorar nuestro patrimonio ni a tener la responsabilidad de mantenerlo», critica.
Mientras rumiaba montar su propia empresa, regresó a España para trabajar en FAES. En un viaje laboral a Londres se alojó en casa de su primo Gonzalo Guinea, y le contó suproyecto. «Yo lo monto contigo», la animó este letrado de 39 años. Isabel se encargaría de la captación de casas y de la comercialización internacional; Gonzalo llevaría la parte financiera. Greatness arrancó con un capital de 150.000 euros.
CLIENTES. Tras hacer un estudio de mercado, vieron que el modelo anglosajón se podía exportar a España. La oportunidad de colocar las mejores propiedades privadas españolas en circuitos internacionales de alto nivel era real.
«Pero la pregunta del millón era si los dueños nos iban a dejar abrir sus puertas». Isabel recibió el primer no de su padre, propietario de una casa de campo en Extremadura. «Creo que se lo vendí mal. Eso me ayudó a entender reacciones parecidas. No obstante, me animó y me dijo que si lo tenía claro, me lanzara». Dicho y hecho. Ahora agradece el apoyo de personas «que confiaron en el mundo Greatness sin verlo». Es el caso de Álvaro Fernández Villaverde, marqués de Santa Cruz, que accedió a comercializar su palacio de San Bernardino, en Madrid, repleto de cuadros de Goya, Sorolla y Madrazo. O de Hernando Bárcenas Fitz James Stuart, que le abrió las puertas de dos propiedades familiares: la Casa Palacio de la marquesa de Tenorio, en Sevilla, y el castillo de Belmonte, en la provincia de Cuenca. Sus privilegiados huéspedes, desde empresarios hasta políticos extranjeros, huyen de la frialdad de un hotel y tienen inquietudes culturales: «Se interesan por la historia de la familia, valoran mucho la cocina casera local, un buen servicio, que les organices una cena con espectáculo de flamenco y, en general, sentirse como un invitado», explica Bárcenas, de 42 años.
Si hace dos años Isabel suplicaba que un grande de España incluyera su casa en la red, hoy tiene 25 en exclusiva y 15 en lista de espera. «Ahora están más abiertos. No necesitan de forma urgente una financiación, pero a lo mejor quieren estar preparados para el futuro».
Más info: www.greatness.es