EL OTRO PERIODISMO

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Los “forenses” de la prensa del corazón

Su especialidad “quirúrgica” es despellejar y juzgar al paciente antes de practicarle la autopsia. Interrogamos a conocidos periodistas del corazón para descubrir los porqués del fenómeno rosa: 25 espacios en televisión y tres millones de revistas a la semana. Cobran entre 900 y 1.800 euros por programa y para ellos una reyerta entre concursantes de “Gran Hermano” es una jugosa exclusiva.

Jorge Javier Vázquez
Jorge Javier Vázquez

 

Karmele Marchante
Karmele Marchante

 

María Patiño
María Patiño

 

Luis Rollán
Luis Rollán

Antes de saludar a María Patiño, uno duda entre darle dos besos o palparle directamente la vena del cuello para comprobar su grado de dilatación. Sobre todo —y como hizo el torero Luis Miguel Dominguín tras su primera faena con Ava Gardner («¿A dónde voy a ir?, ¡a contarlo!», le dijo a la actriz)—, para fardar después con los amigos. Porque la vena del cuello de María Patiño es tan popular como su dueña. De hecho, cuando a alguien «se le hincha la vena como a María Patiño» quiere decir, de forma inequívoca, que está muy, pero que muy cabreado. Si usted ignoraba esta expresión: a) es un marciano; b) no ve programas del corazón, y c) es un marciano porque no ve programas del corazón. Si, por el contrario, sabe de qué estamos hablando, no tardará en reconocer a María Patiño como lo que es: la comentarista estrella de ¿Dónde estás, corazón?, una mujer de apariencia frágil y con cierto parecido a la cantante Rosario Flores que se transforma en la niña de El exorcista cuando en plató se debaten temas como la Operación Malaya.

En lugar de tocarle la vena le pregunté por qué se le hinchaba tanto y me respondió con una exclusiva: «Para empezar, tengo problemas de circulación: tengo varices y las venas de todo el cuerpo absolutamente marcadas». Y añadió: «La del cuello se me hincha cuando detecto la mentira, la intolerancia, la prepotencia, el victimismo, la búsqueda de dinero a cualquier precio… Todo eso hace que yo me hinche entera».

Tan jaleada como vilipendiada, su propensión a enzarzarse con los «invitados» —sobre todo si esconden un lado oscuro— y a defender sus argumentos hasta la parada cardiaca, le ha granjeado calificativos del tipo «la furia chihuahua», como la define el crítico de televisión y escritor irreverente Pepe Colubi en su libro Planeta rosa. «Sé que esa imagen agresiva es la que mucha gente tiene de mí, y a veces me entristece. Mi estilo es obvio, pero me da la sensación de que muchos espectadores no entienden el trasfondo de por qué actúo así», se lamenta esta periodista gallega (Ferrol, 1971) residente en Sevilla. Lo suyo, asegura, no es puro teatro: «Soy tan apasionada como sensible; tal vez demasiado impulsiva, pero no represento ningún papel».

Actualidad rosa. Casualmente, el día que mantuvimos la entrevista (miércoles, 19 de julio), la Operación Malaya contra la corrupción urbanística en Marbella había alcanzado su punto más morboso: el ex alcalde Julián Muñoz, novio de la cantante Isabel Pantoja, acababa de ingresar en la abarrotada cárcel de Alhaurín de la Torre. «Es la noticia del verano; estoy convencida de que van a llamar a declarar a la ex [Mayte Zaldívar] y a la otra [la Pantoja]. Este tema me apasiona», se relamió la Patiño, que lleva a gala ser una de las primeras profesionales del ramo en anunciar el romance entre el político y la folclórica. Como colaboradora de ¿Dónde estás, corazón?, su sueño sería «juntar en el plató a Mayte Zaldívar y Julián Muñoz, y que entraran por teléfono Isabel Pantoja y Paquirrín». Entonces sí que se hincharía entera.

Aquella mañana su móvil no paró de sonar. Cuando la llamaron para anunciarle que el viernes, día de emisión del programa, sería la enviada especial a Alhaurín de la Torre, María torció el gesto: «Si doy la actualidad en directo no puedo soltar toda la información que tengo. Lucharé para contarlo en el plató». Y allí estuvo, sentada en el trono de la aristocracia rosa. Refulgente y documentada. Porque ella lo vale.

Se lo ha currado. Como se lo han currado el resto de colegas que aparecen retratados en estas páginas: Jorge Javier Vázquez (Aquí hay tomate), Lydia Lozano (A tu lado), Karmele Marchante (TNT y A tu lado) y Luis Rollán (El programa de Ana Rosa). Ya sean veteranos o emergentes, su presencia estelar y continuada en los espacios donde colaboran les ha convertido en auténticos personajes mediáticos. «Son protagonistas de un formato televisivo que transforma en famoso a cualquiera que sale en él, y tienen claro el modus operandi para conseguir audiencia y mantenerse ahí», señala la periodista Mariola Cubells, autora de Mírame, tonto, un ensayo crítico con las cloacas de la telebasura. «Cada cual interpreta su papel ante las cámaras para favorecer el espectáculo», corrobora Eduardo García Matilla, presidente de la consultora Corporación Multimedia.

Algunos tienen su propia página web, protagonizan anuncios, han sido caricaturizados en Homo Zapping y hasta invitados como auténticas estrellas a Salsa Rosa, programa que acaba de echar el cierre. Destacados forenses del corazón, son tan conocidos como los propios famosos a los que critican, juzgan y despellejan antes de practicarles la autopsia. No importa si la presa está vivita y coleando como Belén Esteban o requetemuerta como Encarna Sánchez… También son expertos en resucitaciones. ¿Qué dotes se necesitan para desempeñar su oficio? ¿Cómo han triunfado? ¿El denominado periodismo del corazón que les da de comer es realmente periodismo y tiene corazón? Lo ideal hubiera sido juntarlos en un plató, ponerlos a debatir sobre todas estas cuestiones y luego resumir las conclusiones. Opción descartada: probablemente, la grabadora sólo hubiera registrado un ininteligible griterío, politonos incluidos. Así que fue un alivio poder entrevistarlos por separado. De cerca, todos son encantadores, no muerden y hasta se diría que tienen su corazoncito. Les sobra desparpajo, pero si se les pregunta cuánto cobran, enmudecen. Un colega anónimo, esclarece este asunto: «Sus cachés oscilan entre los 900 y los 1.800 euros por intervención, en función de si colaboran en un programa de mañana-tarde o en un late night, aunque no hay dos contratos iguales».

Si en 1993 sólo existía un espacio dedicado a la prensa rosa, el incombustible Corazón, corazón (TVE), en la actualidad hay unos 25. «Este incremento es una característica de la telebasura actual en España», opina Carlos Elías, profesor de Periodismo Especializado en la Universidad Carlos III de Madrid y autor de la ponencia Los modernos alcahuetes mediáticos. Según este experto, «los autoproclamados ‘periodistas del corazón’ no dejan de ser cotillas, alcahuetes o correveidiles, con el añadido de ‘profesional’ en el caso de que cobren».

Por supuesto, María Patiño no se considera una cotilla profesional. «Es una cuestión de preparación», se defiende. «Cuando tú tienes una trayectoria profesional sabes perfectamente distinguir las fuentes dentro de un contexto y la repercusión que puede tener una determinada información». Sus fuentes no suelen ser los personajes: «Prefiero hablar con el entorno —chófer, peluquero, asistenta— para hacerme un perfil más fiable. Casi nunca me falla».

«Alcachoferos». Patiño se toma muy en serio su oficio de correveidile, y siempre que puede defiende a sus ex colegas los alcachoferos. Ella misma comenzó como reportera asfáltica, el escalón más bajo del circo rosa, a unos 50 euros la jornada. Tras estudiar Periodismo en un centro privado de Sevilla, empezó a ejercerlo en la agencia de noticias Europa Press. A los cuatro meses se presentó voluntaria para cubrir, desde Marbella, los temas de corazón para el programa ¡Qué me dices! de Tele 5. Con Sabor a verano (Antena 3) pisó por primera vez un plató y de ahí pasó a Abierto al anochecer, Sabor a ti y ¿Dónde estás, corazón? «Ante la visión de la revista ¡Hola!, yo aporté la perspectiva de la calle». No cree que «los comentaristas más populares sean los mejores», pero «tal vez existe algo que se llama carisma». Gracias a su notoriedad hizo anuncios de electrodomésticos, tiene club de fans y una canción dedicada que circula por Internet: Yo quiero ser como María Patiño/ salir en los programas del corazón/ en la prensa rosa, en el Diez minutos o en el Super Pop. Ganarse un asiento en el sanedrín rosáceo le ha supuesto descuidar su vida privada: «No tengo estabilidad sentimental, y a mi hijo le quito muchísimas horas». Evita la amistad con famosos, aunque lleva colgado un amuleto, que le regaló Ana Obregón, para atraer pretendientes.

El programa ¡Qué me dices!, presentado por Belinda Washington y Chapis entre 1995 y 1998, marcó el auge de las noticias del corazón en televisión y sentó las bases de un nuevo estilo, más desenfadado y cañero: comentarios mordaces y persecuciones en el aeropuerto. Después llegarían Tómbola (1997) y sus epígonos. El rosa fue mudando al amarillo. Y de las tripas hicieron corazón. Hermano transgresor de ¡Qué me dices!, Aquí hay tomate es hoy por hoy «la CNN del corazón», en palabras de su presentador, Jorge Javier Vázquez (Badalona, 1970). «En este programa nunca damos más de cuatro segundos de buenas noticias», afirma este licenciado en Filología Hispánica metido en el Tomate. Nadie confiesa verlo, pero lo siguen más de tres millones de espectadores. Para el crítico de televisión Javier Pérez de Albéniz, autor del blog cibernético El Descodificador, este género crea adicción porque «las cadenas alimentan a la gente con excrementos, y no se plantean alternativas para desengancharles de tan estricta y poco nutritiva dieta».

Lengua afilada donde las haya, el entretenedor tomatero aboga por quitar trascendencia a su oficio: «Creo que no hacemos periodismo, sinceramente. A mí no me importaría que pusieran: ‘Jorge Javier Vázquez, correveidile’ en los créditos del programa», remata en carcajada. Desde la escuela apuntaba maneras: en vez de coleccionar cromos, devoraba Lecturas. Tras entrevistar a Rosa Villacastín para Pronto, ésta quedó tan prendada que se lo llevó a Extra rosa. Luego, todo vino rodado. Para trabajar en esto «hace falta tener alma de cotilla». Él bosteza ante grandes temas como la Operación Malaya y se excita con el menudillo de la vida cotidiana de los famosos. Sin complejos.

Insultados. ¿Cotillear sobre la vida privada entra dentro de su ética profesional? «Si haces corazón, sí. Pero me parece inquisitorial juzgar a los famosos por su comportamiento». Lo dice alguien que confesó su homosexualidad en la revista Zero por miedo a que le sacasen del armario a la fuerza. Sin embargo, a Jorge Javier le avergüenza verse en pantalla. «Los críticos me ven vanidoso, soberbio y prepotente, y quizá yo también me vea así. Pero voy de sobrao para esconder mi timidez». Cada vez sobrelleva peor su popularidad: «A veces me han insultado por la calle o me han hecho fotos estando de copas. Ahora entiendo reacciones viscerales de los famosos que antes no comprendía».

De reacciones viscerales sabe un rato Karmele Marchante. Personajes como Carmen Sevilla, Belén Esteban o Concha Márquez Piquer han interpuesto querellas contra ella. «Sólo hay dos pendientes de resolución», aclara. Casi todas proceden de su etapa tombolera, en la que sus broncas con Jesús Mariñas popularizaron la frase «¡Que te calles, Karmele!», convertida luego en reclamo publicitario. «Odio esa frase, porque venía de una persona que sólo quería humillarme», confiesa esta mujer feminista nacida en Tarragona hace «unos cuantos años». Parece que lleva una eternidad en el mundo del corazón, pero antes de debutar en televisión como reportera de Informe Semanal su trayectoria profesional estuvo centrada en medios escritos. En 1986, coincidiendo con el inicio de la programación matinal, se estrenó en la crónica rosa con La Tarde. ¿Cómo ha evolucionado el cuore en esta última década? «A peor. Ahora es más espectáculo que periodismo. El griterío por el griterío. Se trata más de saber con quién se acuesta y con quién se levanta un famoso. Así es la galaxia famosfera. Un pozo sin fondo de dinero y avaricia», según la nívea Karmele.

El caso es que ayer hizo doblete en esa galaxia: por la tarde entrevistó a Carmela, ex cantante de Las Grecas, en A tu lado, y por la noche comentó las infidelidades más sonadas en TNT. ¿Y? «Si sigo es porque estoy en la rueda; salirme de ella a estas alturas de mi vida, si no tengo una oferta interesante, resulta bastante complicado». En su libro Arquetipos y arquetipas, Karmele destripa el mundo del colorín y no deja títere con cabeza. «Sólo tengo cariño a tres personajes: la duquesa de Alba, la baronesa Thyssen y Pitita Ridruejo», asegura. Entre sus colegas, añade, hay envidias y rencores: «Quien me conoce bien, me quiere; el resto me odia a muerte, y lo asumo». Entre estos enemigos hubo quien la persiguió para hacerle una cámara oculta; una venganza de los protectores de Carmina Ordóñez, «a quien di mucha caña». Como mucho, la pillaron haciendo footing.

Frente al perfil más agresivo de la veterana Karmele, el emergente Luis Rollán (Sevilla, 1976), hijo de madre gitana, procura cultivar el «buenrollismo» y un look «modernete», que incluye una ceja tuneada. Según la revista Vanity Gay, donde apareció en portada, «su estilo conjuga la gracia andaluza con la información veraz». Por cierto, ¿hay una cuota gay en la tele rosa? «No, no creo que escojan a un maricón para dar más color a una tertulia. Trabajar en el corazón no implica que seas una marica loca». ¿Sus bazas? Naturalidad, educación y respeto. «Se pueden conseguir grandes titulares sin meter el puñal», afirma este «corazón simpático», que comenzó en Los 40 Principales a los 16 años y acaba de doctorarse cubriendo el entierro de Rocío Jurado para El programa de Ana Rosa. Orgulloso de ser un «chico AR», sus estudios de Arte Dramático e Imagen y Sonido le han permitido trabajar en teatro y series de televisión.

Su última exclusiva ha tenido más eco que el conflicto de El Líbano, al menos en Tele 5: el perro pitbull de Marta López, concursante de Gran Hermano y tertuliana de A tu lado, mordió en la cara a Encarni Manfredi, a su vez madre de otra ex concursante. El engendro se expandió como chapapote: «Saqué el tema en Ana Rosa, lo zapearon en el Tomate, lo debatieron en A tu lado y el sábado llegó a Salsa Rosa. Te conviertes en referente no sólo del programa, sino de tu propia cadena. Tu popularidad crece». Rollán no descarta entrevistar al perro.

¿Dónde está el límite, corazón?, debió preguntarse la Federación de Asociaciones de la Prensa de España antes de echarle un rapapolvo a Lydia Lozano. El pasado junio, la FAPE alertó a las televisiones sobre la proliferación de espacios que «quieren ser periodísticos» y se dedican a difundir «los aspectos más íntimos, morbosos y agresivos de las personas». El detonante fue la actuación de la lenguaraz comentarista de Tele 5 en torno a la desaparición de Ylenia Carrisi, hija de los cantantes Romina Power y Al Bano. De febrero a mayo de 2005, Lozano mantuvo en diversos programas de su cadena, y en contra de los expedientes judiciales, que la joven desaparecida estaba viva. La comisión de quejas de la FAPE certificó que su información «no se correspondió con la verdad-realidad en ningún momento» y que, además, Lozano «abusó de la buena fe de los ciudadanos».

Salto al cine. Lydia lloró como una Magdalena por los platós, se arrepintió de todos sus pecados —»me fallaron las fuentes, pero actué de buena fe»— y su acto de contrición fue aprovechado para elevar los índices de audiencia. Al menos, su vis melodramática no cayó en saco roto: acaba de debutar en el cine, haciendo de sí misma, en Desde que amanece, apetece.

De sangre volcánica (nació en Madrid en 1961, pero su familia es de La Palma), el escarnio público no le ha impedido seguir trabajando en A tu lado: «Cuando llego a Redacción y doy una noticia nunca me preguntan: ‘¿Lydia, lo has contrastado?’. Eso lo agradezco, porque confían en mí. Lo pasé tan mal… Lo peor fue que a mi hermano (Jorge Lozano, semiótico y catedrático de Teoría de la Información en la Facultad de Periodismo de la Universidad Complutense de Madrid) le llegaron a echar en cara que su hermana había metido la pata.

Empezó en la prensa rosa por casualidad: cubriendo la muerte de Tierno Galván para la COPE, un paparazzi le propuso escribir textos del colorín. «Mi primera crónica rosa fue la detención del marido de Fiorella Faltollano. Me pagaron una pasta por venderlo a Semana y me di cuenta de lo mal pagada que estaba en la radio. Mis padres, alucinados: ‘Pero hija, ¿para esto has estudiado una carrera?’. Luego me ofrecieron ir a Marbella a entrevistar a VIPs como Sean Connery y me dije: ¡Esto es lo mío!». Pero donde se hizo un nombre fue en Tómbola, «mi gran escuela». Durante siete años fue puliendo su histriónico estilo.

Para Lydia, los programas del corazón son «terapéuticos: la gente quiere ver a la familia Pajares enfrentándose para olvidarse de sus propios problemas». A tu lado ha sido definido como «ejemplo recalcitrante de telebasura: morcillero, morboso, gritón e innecesario», pero ella lo defiende con uñas y dientes: «A mí me gustaría entrevistar todos los días a Plácido Domingo en vez de a Rufino (padre de Mónica la Virgen, ex concursante de Gran Hermano). Lo que pasa es que Rufino da más audiencia».

Cuando se le pregunta qué ha aportado al género, responde con otra pregunta: «¿Tú sabes cuántos jovencitos quieren ser periodistas porque me ven?». Lydia, un modelo a imitar… O quizá haya contribuido a que los periodistas —junto a los militares— sean los profesionales españoles peor valorados, según el último barómetro del CIS. ¿Estallará algún día la burbuja rosa? «Ahora no veo cerca el final. Demasiados intereses en juego, demasiado dinero, demasiados cretinos, demasiados miserables al mando», reflexiona Mariola Cubells, autora de Mírame, tonto. Mientras tanto, hay famosos que sueñan con tener su propio programa del corazón. El acosado Colate —novio de la cantante Paulina Rubio— lo titularía Ahora te toca a ti. Por ese banquillo pasarían todos los verdugos de la telebasura…

De su propia medicina

Dos preguntas embarazosas para ver cómo reaccionarían ante situaciones que sufren los personajes del circo rosa a quienes ellos acosan.

a) ¿Qué pasaría si publicaran una foto suya con un ligue de verano?
b) ¿Y si le persiguen en coche unos “paparazzi”?

Lydia Lozano

a-

       “Esa foto nunca saldrá. Soy muy fiel. Y en la playa me pongo pareos”.

b-

       “Cuando el ‘caso Ylenia’ tuve una agencia de prensa a la puerta de casa. Llevaban escáner. Mi marido estaba en Santo Domingo y lo pasó fatal”.

 

Jorge Javier Vázqueza-

       “Les pediría que sacaran la mejor foto. Creo que los gays no somos presas del corazón”.

b- 

      “A lo mejor hasta me gustaba. Conozco a yonquis de la popularidad que echan de menos que haya coches frente a su puerta”.

 

Karmele Marchantea-

       “Es imposible. Yo tengo mi pareja y no me pueden pillar ‘in fraganti’. No hago ‘top less’ ni voy a la playa porque no tomo el sol”.

b- 

      “Nunca lo han hecho. Pero sí me han acosado para chantajearme”.

 

María Patiñoa-

       “Si me pillaran sería para celebrarlo. Soy muy pudorosa y tengo mucho sentido del ridículo, pero lo asumiría”.

b-

       “Sólo me han perseguido una vez, cuando Antonia dell’Atte me pegó”.

 

Luis Rollána-

       “Me aguantaría; es un peaje que tengo que pagar. Pero no me haría ninguna gracia”.

b-

       “Salí en el ‘Tomate’ con el culo al aire, navegando junto a Sonia Moldes. Me dio un poco de pudor porque te ve media España”.

Las cifras rosas también escandalizan
Las cadenas españolas emiten 25 programas dedicados al mundo del corazón.

  • Tele 5 es la cadena que más tiempo dedica a este género, casi un 30% de su programación.

 

  • El líder en su segmento es “Aquí hay tomate”, de Tele 5, con un 24% de audiencia y 2.888.000 espectadores.

 

  • Producir cada programa del recién clausurado “Salsa Rosa” costaba unos 240.000 euros. “Tómbola”, unos 180.000, contando el “caché” de los periodistas-tertulianos, que rondaba los 3.600 euros.

 

  • Los siete semanarios de prensa rosa venden casi tres millones de ejemplares (2.755.550 en 2004).

 

  • Encabezan la lista “Pronto” (1.001.617 ejemplares), “¡Hola!” (604.115 ), “Diez Minutos” (281.524) y “Lecturas” (270.065).

 

  • Auge de las webs rosas: la de “Diez Minutos”, la más veterana, tiene 350.000 visitas al mes. La de “¡Hola!” es la única de pago y tiene casi dos millones de visitas al mes y 500.000 abonados.

 

  • Salario medio “alcachofero” de agencia: 50 euros por jornada; “caché” de tertuliano: 900-1.800 euros; “caché” de Carmen Martínez-Bordiú: 30.000 euros.

 

  • Un juez de Sevilla ha señalado la “explotación y precariedad más absoluta” de los reporteros de prensa rosa frente a las colaboraciones “de lujo” de los contertulios de esos programas, en una sentencia que declara como accidente laboral la muerte de una reportera de la agencia Korpa, en accidente de tráfico en 2005.

 

  • Korpa, la mayor agencia española del sector, tiene 130 personas en nómina.

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