Cesc, el chico de oro

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En Londres con el futbolista de moda
El show de Cesc Fàbregas

Aunque tiene un contrato con el Arsenal hasta 2014 por 35 millones de euros, le ha prometido a su madre que sacará una carrera universitaria. En tres semanas le espera la Eurocopa de fútbol, de la que es una de las mayores estrellas. Cesc Fàbregas, 21 años, abre las puertas de su –modesta– casa en Londres a Magazine para hablar de su ascensión a la elite. En Inglaterra ya le llaman «leyenda». Incluso ha protagonizado un «show» en televisión.

Precoz. El jugador del Arsenal y la Selección española, a la puerta de su casa en el barrio londinense de Enfield.
Precoz. El jugador del Arsenal y la Selección española, a la puerta de su casa en el barrio londinense de Enfield.

 

El "4" del Arsenal viste chaqueta y botas de Nike y pantalón de Dsquared.
El «4» del Arsenal viste chaqueta y botas de Nike y pantalón de Dsquared.

 

Camiseta de Nike, camisa de Boss Selection, cinturón de Hugo Boss, pantalón de Armani y reloj de Vulcain.
Camiseta de Nike, camisa de Boss Selection, cinturón de Hugo Boss, pantalón de Armani y reloj de Vulcain.

 

Sudadera y zapatillas de Nike, camisa de C.N.C, pantalón de Dior y cinturón de Boss Selection.
Sudadera y zapatillas de Nike, camisa de C.N.C, pantalón de Dior y cinturón de Boss Selection.

Por JUAN CARLOS RODRÍGUEZ
fotografías de ÁLVARO VILLARRUBIA

 

El futbolista Cesc Fàbregas (Arenys de Mar, Barcelona, 4-IV-1987) nos cita a las 16:30 horas en su casa de Enfield, un barrio residencial al noroeste de Londres. «Vamos bien de tiempo», tranquiliza el taxista, que a pesar de su aspecto british resulta ser de Murcia. Psicólogo de profesión (aunque hasta hace poco se ganaba la vida como visitador médico e informático), Vicente Torroglesa, de 35 años, confiesa que hoy es su segundo día al volante. Bendito GPS… Por eso, cuando se entera de que la carrera conduce al domicilio particular del héroe del Arsenal, elegido Mejor Jugador Joven de la Premier League días antes de cumplir los 21 años, se le ilumina la cara. «¿En serio? Me habéis alegrado el día», dice este seguidor del Barça.

Vicente apoya precisamente al mismo equipo que, en 2003, se dejó arrebatar a la joven promesa de La Masía (residencia de la cantera del club azulgrana) cuando sólo tenía 16 años. «Fàbregas es una auténtica estrella en Inglaterra. Cuando se lo cuente a Ben, el hijo de mi novia, no se lo va a creer. Trabaja para el Arsenal entrenando a niños. ¿Quieres que le llame al móvil y te pase con él?». Pues vale.

En un pedestal. Ben Corbyn no tarda en identificarse: «Sí, trabajo en la Comunidad del Arsenal. A través de este departamento, el club organiza programas de integración deportiva a nivel local, regional e internacional. Hay críos que pagan 2 ó 3 libras [unos 5 euros] para entrenar en nuestras escuelas, incluida la de Costa del Sol, pero también damos clases gratuitas en áreas deprimidas», explica este joven preparador, coetáneo del centrocampista catalán. Como los críos a los que entrena, Ben tiene a Cesc en un pedestal: «Es un jugador espectacular, inteligente, entregado y con una gran visión de juego. Practica un fútbol simple pero eficaz, destacando en el control del balón y en la precisión en el pase. Es increíblemente maduro para su edad… La afición le adora».

En efecto, cuando el dorsal nº4 de los gunners («cañoneros» es el nombre de guerra de los futbolistas del Arsenal) da un pase magistral –y no digamos si mete un gol– los hinchas del Emirates Stadium se desgañitan cantando «We’ve got Cesc Fàbregas!» (tenemos a Cesc Fàbregas) al ritmo del aria de Rigoletto, la ópera de Verdi, La donna è mobile. Es uno de los politonos para móviles más vendidos del club, a cinco euros la descarga, y hasta el propio Fàbregas, que no destaca precisamente por su vanidad, lo tiene grabado en su contestador. Según Ben, últimamente está triunfando otro estribillo, si cabe más apasionado, con la música de una canción de Sinatra (I’ love you, baby) de fondo: «Oh, oh, Cesc Fàbregas | Eres el amor de mi vida | Te dejaría que te acostaras con mi mujer | porque eres Arsenal puro y puro | Y además odias al Manchester«. Ignoramos qué opinarán al respecto sus esposas, pero lo cierto es que la identificación del jugador con su equipo (que empezó la temporada como líder de la Premier League y ha acabado en tercer lugar) roza el delirio. Desde su golazo al Milán en San Siro el 4 de marzo, que apeó de la Champions League a los vigentes campeones, le bautizaron como «San Hero». Un héroe en loor de santidad.

Joven, triunfador y atractivo, la proyección mediática de este «niño con la cabeza de un general (como le definió el periodista del Independent James Lawton para explicar el orden que impone en el campo») es imparable. Estrella global, tiene miles de fans en los foros de Internet, Google arroja casi dos millones de entradas con su nombre y su camiseta es una de las más solicitadas en el portal de subastas e-Bay. El pasado 16 de mayo, la cadena Sky Sports, en colaboración con Nike, le dedicó una promocionadísima gala especial, El show de Cesc Fábregas, en la que familiares, entrenadores y colegas le homenajearon como a un nuevo divo. Por cierto, entre los invitados no estuvo sir Alex Ferguson, el entrenador del Manchester United, quien no hace mucho declaró: «Cesc no es tan bueno». Cuando la prensa le recordó este comentario, el aludido contestó sin inmutarse: «Tiene razón. No soy tan bueno. Y, por supuesto, no tengo madera de estrella. Soy un tío normal».

Austeridad. El taxi nos deja frente a su casa. A los 10 minutos de espera, Cesc aparece conduciendo su todoterreno Range Rover. Le acompañan su novia (una estudiante de Psicología con la que lleva saliendo cuatro años); un representante de Nike (Pau Clavero, persona de contacto entre jugador y patrocinador) y su nuevo mánager, Darren Dein, representante a su vez del delantero del Barça Henry e hijo de un ex vicepresidente del Arsenal. Cercano y amable, el jugador firma un autógrafo al taxista y nos invita a pasar a su casa: un dúplex de tres habitaciones que compró hace más de dos años. Le dejo caer que no es precisamente la lujosa mansión que uno asociaría con un futbolista de su categoría; sobre todo si tenemos en cuenta que va a ganar en seis años 35 millones de euros (el más alto sueldo de la Selección española y el cuarto de la Eurocopa) y que el Arsenal amplió su contrato hasta 2014… «Para mí, esta casa es más que suficiente», responde con media sonrisa.

Fotogénico. De complexión delgada (177 cm de estatura, poco más de 70 kg), viste cómoda ropa deportiva y luce un brillante en la oreja a juego con su moderno peinado/despeinado. Más que guapo, fotogénico. Cuando se quita la camisa descubre un torso casi adolescente, con cuatro pelos en el pecho. En su muñeca, una pulsera con el nombre de su hermana Carlota, de 16 años. «Sus compañeros de instituto la pican diciéndole que Leo Messi es mejor que yo», sonríe este apasionado de los donuts Krispy Kreme, del programa humorístico Little Britain y de la XBox, la videoconsola donde acostumbra a jugar partidos virtuales con gente anónima. «No me convence demasiado mi Cesc animado, yo lo hago mejor», bromea. Hasta hace poco, en su iPod sonaban grupos como La Oreja de Van Gogh y El Canto del Loco, música blandita comparada con la banda sonora de los gunners: el hip hop. «Los africanos del equipo me ponen la cabeza como un bombo».

En las distancias cortas, la pretendida estrella mediática se parece más a aquel chico humilde y sensato que guardaba una camiseta de Pep Guardiola con la inscripción «Algún día serás el 4 del Barça» firmada por su ídolo. Hijo primogénito de un albañil culé con 10 empleados a su cargo (el típico currante que no ha conocido el dinero fácil) y de una empleada de hostelería empeñada en que su niño no fuera un cabeza hueca y aprendiera inglés, Francesc Fàbregas Soler fue educado en el esfuerzo y la perseverancia. «Nunca fue al colegio con los deberes por hacer», recuerda el padre, que fue su primer entrenador y permitió que la perla de Arenys de Mar se cultivara un año en La Masía tras haberse curtido en el Barça alevín A.

Aún jugaba como cadete cuando aterrizó en Londres en 2003 con un físico aún por desarrollar. El Arsenal de Arsène Wenger acababa de fichar a un chico de 16 años que iba a jugar con la Selección española el Mundial sub-17 de Finlandia. «Como me ponían de suplente, acababa llorando todos los días». Brasil les arrebató el Campeonato del Mundo, pero él se ganó el puesto de titular y acabó el torneo como Bota de Oro (cinco goles) y Balón de Oro como mejor jugador del torneo. Había nacido una estrella.

Yes! yes! yes! Mientras tanto, en el Arsenal sólo era un alevín con ganas de comerse el mundo. Así recuerda su primer entrenamiento en los campos de Colney: «Apenas sabía inglés, así que el ojeador Francis Cagigao me recomendó que, para pedir el balón y demostrar que había venido para quedarme, gritara todo el rato: ‘Yes! Yes! Yes!’ (¡sí! ¡sí! ¡sí!). No paré de chillar como un energúmeno en cada centro, en cada chut. ¡Wenger debió de pensar que estaba loco!». Al principio, le costó adaptarse a su nueva vida. Alejado de su familia y de su pandilla, pasaba muchos fines de semana encerrado en el piso de los juveniles, regentado por Nooren, una patrona irlandesa. Su compañero de habitación Philippe Senderos (defensa suizo del Arsenal) fue su pañuelo de lágrimas. El niño maduró a la fuerza. Hasta que, muchos yes! después, su sueño se hizo realidad: el 26 de octubre de 2003 se convirtió en el jugador más joven en debutar con el primer equipo del Arsenal (en un choque contra el Rotherham, disputando la Carling Cup). El talento precoz fue acumulando récords hasta convertirse en San Hero.

¿Por qué le idolatran tanto? «Para empezar, en Inglaterra a los futbolistas se les trata con mucho respeto, quizá demasiado. Ni la prensa ni los aficionados son tan críticos, es un apoyo más incondicional», opina Sid Lowe, columnista del Guardian y comentarista de la Liga inglesa en La Sexta. «Pero además, Cesc cayó muy bien desde el principio. Cuando llegó al Arsenal no le conocía nadie; al contrario que ha ocurrido luego con Fernando Torres en el Liverpool, no existía ninguna expectativa sobre él, pero enseguida rompió todos los récords de precocidad: jugador más joven en debutar en el Arsenal, con 16 años y 177 días; jugador más joven en marcar un gol; el más joven en debutar en la Premier, con 17… Parecía imposible que pudiera reemplazar al veterano francés Patrick Vieira, el rottweiler del equipo, pero cuando éste fichó por la Juventus, y posteriormente Henry se fue al Barça, él asumió el liderazgo».

En opinión de este analista, Cesc no sólo es un excelente jugador en el centro del campo sino que, pese a su juventud, ha demostrado que tiene carácter y madera de capitán: «Hasta su llegada, los ingleses apreciaban la técnica de los jugadores españoles, pero echaban en falta el coraje y la personalidad británicos. Y han visto en Fàbregas un chico con garra, con cojones. Es el típico 4 [por delante de la defensa] del Barça por su toque, pero además tiene espíritu guerrero, y eso le distingue del resto. Por otro lado, la afición valora mucho su lealtad: hasta ahora ha ignorado las ofertas de otros clubes».

Cinco años después de su debut, Fàbregas está encantado en Londres («es una ciudad muy cosmopolita, y la gente me trata con mucho respeto»), se expresa perfectamente en inglés y compagina los seis entrenamientos semanales con un postgrado de acceso a la Universidad. «Sí, tengo que cumplir la promesa que le hice a mi madre, ja, ja. Ahora estoy de exámenes, y no va mal la cosa». Mientras fotógrafo y estilista desenfundan dos maletas llenas de guccis y armanis –no en vano se trata de vestirle «en plan Beckham» de cara a la Eurocopa– él se acomoda frente al plasma gigante y enchufa el canal Sky Sports, que desde esta mañana (martes, 29 de abril) viene calentando la semifinal Champions entre Manchester y Barça. «Prefiero no mojarme», zanja cuando le pido que apueste por un vencedor. Sus respuestas son escuetas y prudentes, nada explosivas. No tiene la verborrea de Eto’o. Se ha dicho que hay algo de Hugh Grant en Cesc Fàbregas, «por esa mezcla de aire despreocupado y cortesía catalana que se expresa en voz baja y que tan bien se adapta al paisaje inglés». La comparación no le disgusta, aunque no acaba de poner cara al protagonista de Notting Hill: «¿Y ése quién es?». Tímido, aunque no retraído, asegura que cuando está con sus amigos le gusta «hacer bromas y ser un poco vacilón, pero siempre con respeto».

Ambición sin freno. El trofeo al Mejor Jugador Joven de la Liga inglesa descansa en un rincón del salón. Dado que Cristiano Ronaldo, delantero del Manchester United, ha sido elegido Mejor Jugador del Año por segunda temporada consecutiva… ¿No le sabe a premio de consolación? «Qué va. Me hizo mucha ilusión, y sé que es un trofeo muy prestigioso en Inglaterra, pero yo lo que quiero es ganar la Premier o la Champions con mi equipo la próxima temporada [el Arsenal quedó apeado de la Liga de Campeones en cuartos de final a manos del Liverpool]. Y si de paso gano el premio individual más importante, el que le han dado a Ronaldo, pues mejor. Aunque esos trofeos suelen ganarlos los delanteros; los centrocampistas ayudamos a que ellos metan los goles». No obstante, se muestra satisfecho con sus estadísticas: 14 goles y 26 asistencias.

El «rey del toque», que está leyendo Fiebre en las gradas, el libro de Nick Hornby sobre los hinchas del Arsenal, ha encontrado en este club la horma de su zapato: «Somos un equipo muy joven y tenemos un entrenador que nos da total libertad de movimientos. Nos permite jugar de forma natural y progresar en función de nuestras sensaciones, y todo eso nos hace crecer como jugadores», explica el protegido de Arsène Wenger. Ante el técnico francés, que ha comparado a Cesc con el legendario francés Michel Platini por su visión de juego, su pupilo siente respeto y agradecimiento: «Confió en mí desde el principio; le debo mucho». Su lealtad al entrenador y su fidelidad al equipo que le ha dado la gloria son barreras difíciles de sortear por los clubes españoles que sueñan con él. El Barça suspira por el regreso de su hijo pródigo, mientras el Real Madrid, tras tentarle infructuosamente en dos ocasiones, está dispuesto a negociar con «el mejor centrocampista del mundo» (palabras del presidente Ramón Calderón) de cara a la próxima temporada, si éste «quiere cambiar de aires».

–¿Le gustaría fichar por el Barcelona o por el Madrid?

No comment.

–Rechazó al Madrid en dos ocasiones. ¿A la tercera va la vencida?

–Yo nunca he rechazado a nadie… [parece algo molesto].

–¿Le conviene jugar en España?

–Yo no sé lo que me conviene. Me guío por mi instinto, y mi instinto me dice que me tengo que quedar aquí muchos años. Tengo contrato hasta 2014.

Gancho europeo. Su próximo reto es la inminente Eurocopa de Austria y Suiza. Dentro de la Selección española, Fàbregas y Fernando Torres son ganchos indiscutibles de la competición europea. El centrocampista pide prudencia: «Hay que ir paso a paso, no pensar ni en cuartos ni en la semifinal, sino centrarnos en el partido que nos clasificará para la siguiente fase. A ver si nos acompaña la suerte, que también se necesita para ganar estos torneos». Según Sid Lowe, el columnista del Guardian, «ambos jugadores son grandes bazas de la Eurocopa, pero también son los que más dudas despiertan, porque no acaban de trasladar el talento de la Liga inglesa a la Selección». ¿Por qué Fàbregas es mejor que Cesc? ¿Por qué el dorsal número 4 rinde más en la Premier que el dorsal número 18 en la Selección española? El aludido se revuelve en el sofá: «¿Que rindo poco…? Juego como puedo y doy el cien por cien en cada partido». Lowe lo tiene claro: «El Arsenal se construye alrededor de él. Se siente el más importante del equipo. Es el amo. Y en la Selección eso no ocurre, le buscan un sitio y lo meten donde pueden. Iniesta, Cesc y Xavi son excelentes centrocampistas, pero en ocasiones, en vez de complementarse, se estorban».

El Manchester-Barça está a punto de empezar y Cesc se muestra impaciente. Le pregunto qué siente al escuchar a miles de hooligans corear «Oh, oh, Cesc Fàbregas | Eres el amor de mi vida | Te dejaría que te acostaras con mi mujer«. Silencio. «Algo he oído, ja, ja. Me encanta la pasión que aquí sienten por el fútbol, cómo te quieren. Haces un buen partido y ya te dicen legend. El otro día, en un aeropuerto, un tipo empezó a abrazarme y se echó a llorar diciendo: ‘¡Cesc, eres un dios!’ Yo no sabía dónde esconderme». Pese a ello, el endiosamiento no ha hecho mella en este firme aspirante al Balón de Oro.

–Por cierto, Kaká, Balón de Oro y figura del Milán, declaró que usted era «el prototipo de jugador moderno». Supongo que es un ejemplo a seguir en todos los aspectos…

–Por supuesto. Ha sido el mejor jugador del mundo los dos últimos años. ¿Por qué no iba a seguirle?

–Kaká llegó virgen al matrimonio.

–Pues en eso no le sigo. No pertenezco a la Iglesia Evangélica, ja, ja.

Imparable estrella mediática

Como si de un tardío regalo de cumpleaños se tratara, la cadena británica Sky Sports le dedicó el 13 de mayo un programa monográfico, «El show de Fàbregas», donde el jugador ejerció de divo homenajeado y de maestro de ceremonias. Ha sido la primera gala «Nike Live» dedicada a un futbolista. En uno de los vídeos promocionales, su mánager de ficción percibe el enfado de su pupilo y, tras ofrecerle el oro y el moro, le pregunta: «¿Qué le pasa a ‘Mr. Nice Guy’ (míster chico bueno)?»; a lo que un airado Cesc responde: «Mira, no quiero ninguna casa, ningún helicóptero, paso de coche gratis… ¡Que no te enteras, que siempre me haces lo mismo y que yo no quiero esto! [esta frase, en español]. No quiero más premios de jugador del mes… ¡Lo único que quiero es mi propio show de televisión!». Y lo tuvo, «of course». Por si fuera poco, Cesc aparece en la nueva campaña de Nike anunciando el modelo Tiempo de cara a la Eurocopa. Bajo el lema «Pasa al siguiente nivel», protagoniza el trepidante vídeo de Guy Ritchie (el marido de Madonna) junto a jugadores de la talla de Cristiano Ronaldo, Van Nistelroy o Andrés Iniesta.

Otros astros en ciernes

Por JAVIER CABALLERO
Cesc lidera una nueva hornada de talentos que puede explotar en la inminente Eurocopa que se disputará en Austria y Suiza del 7 al 29 de junio. Los franceses Benzema (1) y Nasri (20 añitos los dos) suponen las esperanzas de los «bleu» de reverdecer laureles no tan lejanos. Al croata Luka Modric (2) ya le apodan el «Cruyff balcánico» y acaba de firmar por una millonada con el Tottenham Hotspur de Juande Ramos. Los holandeses Heitinga, fichado por el At. Madrid, y su compañero Huntelaar (3), pretendido por el Real Madrid, son otra pareja de señalados. ¿Sorpresas en selecciones menores? Gekas y Tarosidis en Grecia, Marica en Rumanía o el portero polaco Fabianski. Y ojo al portugués Nani. El italiano Chiellini y el alemán con raíces granadinas Mario Gómez apuntan al banquillo, pero su caché puede dispararse si marcan algún gol agónico en los minutos de la verdad.

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