Carlos Manuel Espírito Santo es uno de los impulsores de este refugio hippy chic asomado al Atlántico. Un destino de calidad que se basa en la baja densidad de construcción y un turismo enfocado al deporte y el bienestar.
Cuando uno pisa los arenales de Comporta, una aldea costera del Alentejo portugués reconocida como «el último paraíso virgen de Europa», siente la necesidad de difundir el secreto mejor guardado de Portugal. Ya en el siglo XIX, el escritor danés Hans Christian Andersen, que visitó Portugal entre mayo y junio de 1866, describió este paraje como «un lugar de paz y tranquilidad que desearía comunicar a todos los hombres».
Situada en la península de Tróia, a 100 kilómetros al sur de Lisboa, se la ha comparado con destinos exclusivos internacionales como los Hamptons neoyorquinos, y se la ha señalado como «el Marrakech de los años 60 que vivió Yves Saint Laurent» o Sotogrande en sus comienzos. Sin embargo, con sus 12 kilómetros de playas vírgenes de arena blanca, sus inmensos arrozales y su paisaje de dunas y pinar salpicado de típicas cabañas de pescadores, Comporta marca la diferencia. Por si fuera poco, está dentro de la Reserva Natural del Estuario del Sado, que cobija a numerosas especies de aves y está considerada patrimonio natural de Europa.
No extraña, por tanto, que la jet set internacional se haya encaprichado de este refugio hippy chic asomado al Atlántico. Personajes como Rania de Jordania, el diseñador de zapatos Christian Louboutin, los Grimaldi, la actriz Kristin Scott Thomas o la empresaria Cristina Valls Taberner han pasado aquí sus vacaciones de una forma relajada y anónima. Incluso los Príncipes de Asturias se han dejado caer como invitados de excepción. «En Comporta he encontrado la tranquilidad para vivir una vida normal; en las playas y restaurantes paso desapercibido», ha declarado Louboutin, que compró casa aquí e incluso hizo una sesión de fotos internacional en el cercano puerto palafítico de Carrasqueira.
Como él, muchos adeptos empiezan visitando el lugar como huéspedes y, tras caer rendidos a sus encantos, deciden alquilar una cabaña rehabilitada con su típica fachada de color azul y blanco y sus tejados de colmo, una especie de junco o comprar un terreno para construir una casa ecológica. En el pueblo no hay hoteles se concentran en Tróia, a unos 20 km, y el tiempo transcurre con calma y sin prisas. Apenas hay una iglesia, un supermercado, algún restaurante, tiendas de ropa y decoración (de un gusto exquisito) y una sucursal bancaria coronada por un nido de cigüeña.
Casi un siglo y medio después de que Andersen visitara este lugar, enviar fotos por whatsappse antoja como una tentación irresistible. Pero tras hacerlo es lógico sentir cierto remordimiento. ¿Y si el efecto llamada acaba convirtiendo a Comporta en un masificado Algarve? «No lo creo, porque aquí la construcción está muy limitada. Nuestro proyecto de desarrollo turístico solo supondrá un 6% del total», tranquiliza Carlos Manuel Espírito Santo Beiro da Veiga, presidente y administrador de Herdade da Comporta, que con 12.500 hectáreas de terreno es la mayor propiedad privada de Portugal.
Alto, reservado y de porte elegante, Carlos Manuel (más conocido como Carloto), de 51 años, está ligado a este paisaje desde su infancia. Perteneciente al clan de los Espírito Santo, la poderosa familia de banqueros portugueses, es primo de Ricardo Salgado, actual presidente del Banco Espírito Santo (la segunda entidad financiera privada del país, con una capitalización bursátil que ronda los 5.000 millones de euros), y nieto de Manuel Ribeiro do Espírito Santo Silva, quien, en 1955, adquirió junto a un grupo de amigos la compañía británica The Atlantic Company, propietaria de Herdade da Comporta. «Mi abuelo y su hermano poseían el 80% de las acciones, y sus socios el 20% restante.
Desde el principio, el objetivo fue desarrollar una gran propiedad agroindustrial», señala nuestro anfitrión en las oficinas centrales de la hacienda, situadas junto a una moderna bodega familiar. Destacan tres variedades de vino: Parus, Herdade da Comporta y Châo das rolas.
Desarrollo
En 1975 (al año siguiente de la Revolución de los Claveles) la Herdade fue expropiada, y no sería devuelta a la familia hasta 1991. A partir de esta fecha se puso en marcha un proyecto de desarrollo para revalorizar el patrimonio natural, urbanístico y agrícola de la propiedad. La consigna fue hacer las cosas despacio, pero bien. «El primer paso fue entender el potencial de la propiedad, que el Gobierno nos entregó con la condición de pagar un alquiler durante 19 años», explica Carloto, que entró en el proyecto a los 33 años.
«Poco a poco empezamos a negociar la compra de terrenos y casas con las personas que vivían en el campo. Después fuimos recuperando zonas agrícolas y hortícolas, así como el arrozal y los viñedos. Y por último acometimos las zonas urbanas, donde había 435 casas cuando nos entregaron la propiedad. Acordamos con los municipios cuál sería el desarrollo urbano y empezamos a instalar las infraestructuras necesarias de agua, luz, etcétera. En cuanto a las playas, desde el principio nos esforzamos en limpiarlas y en construir buenos accesos, porque son nuestra mejor carta de presentación».
De carácter eminentemente agrícola, este vasto territorio alberga 7.000 hectáreas de pino, 1.100 de arrozal y 35 de viñedo. El área urbana incluye siete aldeas en las que viven unos 3.500 habitantes, población que se duplica durante el verano: Cambado, Carrasqueira, Possanco, Torre, Brejos da Carregueira, Carvalhal y Comporta. Esta última es la más grande e icónica, y su playa compite en belleza con las vecinas de Pego y Carvalhal, todas ellas de uso público, casi desiertas y con bandera azul. La hacienda cuenta con cinco restaurantes -Museo do Arroz, Comporta Café, Ilha do Arroz, Os Pescadores y Sal- donde probar excelentes arroces y pescado fresco.
En 2004, los cinco resorts de la costa alentejana, entre los que figura Herdade da Comporta (donde trabajan unas 50 personas), se asociaron con el fin de promover un destino turístico de calidad, con criterios sostenibles e involucrando a la comunidad local. «Nuestro proyecto de desarrollo turístico está integrado por dos áreas: Comporta Dunes y Comporta Links, un total de 742 hectáreas situadas entre los municipios de Grândola y Alcácer do Sal. Se caracterizan por la baja densidad de construcción y por estar enfocadas al deporte y al bienestar», explica Espírito Santo. Con una inversión inicial de 92 millones de euros, el proyecto contará con dos campos de golf, varios hoteles y unas 600 casas.
Aunque la crisis ha ralentizado las obras, Comporta Dunes ya está bastante avanzado. Para 2015 está prevista la inauguración de un campo de golf de 18 hoyos diseñado por el escocés David McLay Kidd. Y ese mismo año abrirá sus puertas un hotel de la exquisita cadena asiática Aman Resorts, el primero de la península Ibérica. «Sin duda, la apertura de este hotel situará a Comporta en el mapa», afirma el administrador. Y de paso animará el mercado inmobiliario. En las 12.500 hectáreas de Herdade da Comporta solo es posible comprar un terreno en las «áreas de desarrollo turístico» y en las «áreas urbanas».
¿Precios? «En zona turística, el metro cuesta entre 3.000 y 5.000 euros, en función de las calidades. En área urbana, un terreno con cabaña oscila entre los 500.000 y los dos millones», aunque algunas superan los tres millones. Desde que el decorador Pedro Espírito Santo (tío de Carloto) empezó a rehabilitar las tradicionales cabañas de pescadores en los años 80, estas construcciones de madera se han convertido en objeto de deseo. Hoy es posible alquilarlas por unos 300 euros al día. Las nuevas edificaciones de una sola planta, conectadas con el exterior e integradas en el paisaje están diseñadas por prestigiosos arquitectos e interioristas como Vera Iachia consiguen ese característico estilo hippy chic con una inteligente mezcla de rusticidad y sofisticación.
El clan de los Espírito Santo está desperdigado por el mundo, pero cada verano se reúne en Comporta, donde tienen unas 30 casas en propiedad. Forman una especie de principado. «¡Somos unos 50 primos, sin contar mujeres e hijos! Aquí llevamos una vida simple en plena naturaleza: nos gusta disfrutar de las playas, invitar a los amigos, organizar comidas, pasear a caballo», cuenta nuestro anfitrión, padre de tres hijas, de 19, 17 y 12 años, y gran aficionado a la caza, el tenis y el esquí.
Antes de remojarse en la playa para la sesión de fotos, habla de las experiencias que ofrece este refugio alentejano: desde una visita cultural al Museo do Arroz hasta un observatorio de aves en el estuario del Sado, pasando por el enoturismo o el puerto palafítico de Carrasqueira. Su voluntad es que este paraíso siga siendo ese «lugar de paz y tranquilidad» que maravilló a Andersen.