Un ‘gourmet’ en la Casa de Alba

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Cayetano Martínez de Irujo fue designado por su madre para gestionar y hacer rentables las 25.000 hectáreas familiares, «somos ricos en patrimonio, pero nos falta liquidez». Ahora, el hijo más mediático de la Duquesa de Alba, lanza los primeros productos de la marca ‘Casa de Alba’. Aceites, carnes, naranjas y pasta, con los que quiere competir en el mercado ‘gourmet’.

El sol inclemente de julio cae a plomo sobre las cuatro torres del Palacio de Monterrey, en Salamanca. Cayetano Martínez de Irujo (Madrid, 4 de abril de 1963) nos ha citado a las 12 del mediodía en este bello edificio de estilo plateresco de 1539, y que junto al Palacio de Liria (Madrid) y el de Dueñas (Sevilla), es una de las propiedades emblemáticas de la Casa de Alba.

Hace años, el hijo más mediático de la duquesa de Alba visitaba de incógnito la ciudad y se alojaba en este céntrico palacete tras una noche de fiesta. Últimamente, el conde de Salvatierra y recién nombrado duque de Arjona, viaja por asuntos de trabajo dos veces por semana para llevar las cuentas de las siete fincas que la familia posee en la capital charra, donde pastan unas 1.200 vacas moruchas y 5.000 ovejas. De esta cabaña de vacuno saldrá la carne –mezcla de morucha pura y toro charolés– que, bajo la nueva marca gourmet Casa de Alba, empezará a comercializarse en Francia a través del especialista Hugo Desnoyer, conocido como “el carnicero de las estrellas”.

Junto a la carne, el inédito proyecto gastronómico de los Alba también incluye la venta de aceite de oliva virgen, naranjas y pasta. Ya está en el mercado una edición limitada de 2.000 botellas de aceite Picual procedente de la Hacienda Buenavista, en la villa de El Carpio, Córdoba; las naranjas provendrán de la finca sevillana de Aljobar, y la pasta, de varios campos cerealistas seleccionados.

No obstante, la comercialización de estos dos últimos productos está todavía en fase de estudio. Esta aventura forma parte de una revolución silenciosa que la Casa de Alba emprendió en 2009 para adaptarse a los nuevos tiempos.

Una reinvención que convertirá una institución de funcionamiento casi feudal en una empresa moderna y rentable. “Somos ricos en patrimonio, pero nos falta liquidez”, insiste el presidente de la Fundación Casa de Alba, que por decisión de su madre se ha erigido en el motor de esta reforma. No en vano está detrás de otras iniciativas para rentabilizar el inmenso patrimonio artístico y cultural de la familia: el alquiler del Palacio de Liria para eventos privados, la exposición ‘El legado de la Casa de Alba’ y la subasta de objetos de arte.

Salimos hacia Carnero y El Tejado, a 20 km de la capital. Han pasado siete años desde nuestra última entrevista…A sus 50, el aristócrata peina algunas canas, pero su discurso suena ahora más positivo. No está a la defensiva; apenas habla del maltrato al que le somete la prensa del corazón. Padre de dos mellizos de 12 años, Luis y Amina (fruto de su matrimonio con Genoveva Casanova, de la que está divorciado), afronta con ilusión su reinvención como gerente de las empresas familiares. Da la impresión de que ha encontrado su sitio…

PREGUNTA. Nuestro último encuentro fue sobre un ring. Siete años después, ¿por qué asuntos pelea?

RESPUESTA. Como presidente de la Asociación de Deportistas Españoles (AD), es una responsabilidad sacar adelante los objetivos de nuestro colectivo en un contexto difícil de recortes económicos. Este puesto lo compagino con la presidencia del Club Internacional de Jinetes, aunque tengo previsto dejarlo en agosto. Últimamente estoy muy ocupado gestionando las empresas de la Casa de Alba junto a mi hermano Carlos [el duque de Huéscar]. Formamos un buen tándem: yo soy el gerente, quien ejecuta las decisiones cotidianas, y mi hermano lleva la parte institucional y las decisiones globales.

El equipo salmantino. De izquierda a derecha, José Alberto García, administrador; Tomás de Juan, ingeniero; Cayetano y José Ignacio Pérez, también administrador.El equipo salmantino. De izquierda a derecha, José Alberto García, administrador; Tomás de Juan, ingeniero; Cayetano y José Ignacio Pérez, también administrador.

P. ¿Cuándo decidieron ponerse manos a la obra?

R. En 2009, mi madre me encomendó por escrito, en una carta dirigida a todos mis hermanos, que me pusiera al frente de las tres principales empresas agrícolas de la familia: Euroexplotaciones Agrarias, Eurotécnica Agraria y Agralsa, radicadas en Córdoba, Sevilla y Salamanca, respectivamente. En total, unas 25.000 hectáreas. Yo ya había comenzado a analizar y reconducir la finca sevillana, y luego he ido montando nuevos equipos técnicos que me están ayudando a gestionar las otras dos.

P. ¿Por qué le eligió a usted?

R. No lo sé, yo estaba con mis caballos por ahí…Habría que preguntárselo a ella.

P. Al parecer, los productos que van a comercializar (aceite, carne de vacuno, naranjas) han sido consumidos durante generaciones por la familia. ¿Siempre han estado en las mesas de Liria, Dueñas o Monterrey?

R. Sí, a casa siempre llegaba una pequeña partida para autoabastecernos.

P. Su padre, Luis Martínez de Irujo, impulsó la explotación ganadera y agrícola de los Alba, pero murió demasiado joven como para ver sus frutos…

R. Por eso, este nuevo impulso es una especie de homenaje a su memoria. Él empezó a recuperar todas las tierras de los colonos en 1963, justo cuando yo nací. A mi abuelo no le gustaba el campo, pero mi padre (que murió con 52 años) trabajó duro, con gran esfuerzo y un magnífico saber hacer, para recobrarlas. Se encontró con una estructura feudal y rentista, pero él era un hombre muy avanzado para su época…Gracias a sus innovaciones (fue pionero en traer el toro charolés a España), hoy tenemos una ganadería espectacular. Por el contrario, a Jesús Aguirre, el segundo esposo de mi madre, no le gustaba el campo. Durante los últimos 20 años, apenas existió una gestión profesional, lo que explica que las fincas cayeran en el abandono. Ahora, gracias al gran equipo que tengo, el proyecto de reconversión va más rápido de lo esperado. Tras unos años duros, me empiezo a divertir.

Aceite de oliva virgen extra Picual. Procede de la hacienda Buenavista (Córdoba). Cuesta 15,50 euros (500 ml). El escudo de la Casa de Alba sirvió de inspiración para el logo de la marca, diseñado por el estudio Manuel Estrada.Aceite de oliva virgen extra Picual. Procede de la hacienda Buenavista (Córdoba). Cuesta 15,50 euros (500 ml). El escudo de la Casa de Alba sirvió de inspiración para el logo de la marca, diseñado por el estudio Manuel Estrada.

P. Supongo que habrá disfrutado mientras se fraguaba el proyecto ‘gourmet’…

R. Ha sido un proceso bonito, pero la presión ha sido tremenda. Tenía mucha responsabilidad: por una parte, el campo ya es propiedad de todos los hermanos y de algunos nietos (mi madre ha pasado a ser usufructuaria), por lo que debía informarles para tener su aprobación; por otra, aunque la marca Casa de Alba apenas necesita publicidad, a la familia se nos iba a mirar con lupa. No podía dar ningún paso en falso.

P. ¿Tienen intención de convertirse en la versión española del príncipe de Gales, cuya marca comercializa desde flores a vajillas?

R. ¡Ojalá pudiéramos y tuviéramos su infraestructura!

P. ¿Qué destacaría de las delicatessen ‘made in’ Casa de Alba?

R. Los dos productos principales son el aceite y la carne. En el corazón de la finca Buenavista, en Córdoba, hay un paraje llamado El Mugroñal donde podemos encontrar olivos centenarios de la variedad Picual. La aceituna, recogida a mano, tiene un breve periodo de recolección y es molturada en frío, lo que garantiza su frescura. De momento hemos sacado al mercado una edición limitada de 2.000 botellas. En cuanto a la carne…La ganadería que tenemos en Salamanca la puede haber igual en España, pero no mejor. En las fincas de Carnero y El Tejado hay vacas moruchas y toros charoleses puros que descienden de los que introdujo mi padre; de este cruce se obtienen unas terneras que dan una carne de excelente calidad.

Y en éstas entramos en la finca Carnero, donde nos espera el equipo. “Sin ellos, esto no saldría adelante”, dice Cayetano, que como empresario se define “valiente pero no inconsciente”.

Propiedad de su hermano Alfonso, la explotación tiene 1.200 hectáreas y alberga unas 120 vacas moruchas. “Éste es el núcleo de las abuelas; aquí se hace la selección genética a partir de la cual salen las futuras madres”, explica el ingeniero técnico agrícola José Alberto García, 32 de sus 66 años como administrador de las siete fincas salmantinas. Hacía tiempo que no veía tantas reformas por estos lares: cebaderos nuevos, cuatro tractores por explotación, personal dinámico…

Tras las fotos en campo abierto, nos dirigimos en un 4×4 a El Tejado, finca colindante con la anterior donde pastan 130 madres y sus terneros. “¡Qué filetes, qué maravilla!”, exclama el capataz al ver a las crías, sanas y robustas en un reluciente cebadero. Atento a las explicaciones, Cayetano toma nota de cómo mejorar el aporte de pienso al ganado con un nuevo remolque.

Carne de vacuno. Procede de sus siete fincas en Salamanca.Carne de vacuno. Procede de sus siete fincas en Salamanca.

De repente, una llamada le llena de alegría: en los próximos días firmará el contrato para vender 100 vacas moruchas a los franceses. “Además del follaje que comen en el campo, llevan un mes y medio de recebo. Hugo Desnoyer, el carnicero de las estrellas parisino que comercializará nuestra carne, nos dio una receta específica y la hemos adaptado”. Más adelante venderemos en España.

P. ¿Por qué han decidido «poner este tesoro gastronómico al alcance de todos» en este momento? ¿Les frenaba cierto complejo de clase?

R. Pecábamos de timoratos…No sé si mi madre me puso al frente de las empresas por mi carácter más impulsivo, por mi formación de deportista de élite, que me hace ponerme metas…Había que dar ese paso, asumir riesgos, y por suerte ha salido bien. Pero también era una cuestión de pura necesidad: a la Casa le hacen falta recursos económicos para salir adelante.

P. «Tenemos mucho patrimonio, pero poca liquidez», ha afirmado.

R. Es que esta casa es un monstruo de gastar dinero; se come todo lo que le eches. Hace poco se desprendió una piedra del tejado de Monterrey y el arreglo nos va a costar 4.000 euros. La Administración te exige, pero no te da nada. Cero. Sólo recibimos las subvenciones agrícolas de la Unión Europea que nos corresponden [unos 3 millones de euros por un total de 25.000 hectáreas, según la organización farmsubsidy.org].

P. ¿Qué valores quieren transmitir con esta marca?

R. El trabajo bien hecho a lo largo de los siglos, pero conectando esa tradición familiar a las exigencias de un mercado globalizado. Y si podemos contribuir a la Marca España, sería un orgullo para nosotros.

P. ¿Cuándo calcula que empezará a ser rentable?

R. Nos damos un margen de tres años. Ojalá salga lo de las naranjas y el aceite para ampliar la oferta de productos…

P. Mucha gente conoce al clan familiar a través de la prensa del corazón. ¿Esto atraerá al consumidor o le echará para atrás?

R. No lo hemos sopesado, porque nuestra imagen y actitud (que acompaña a todo lo que significamos), va más allá de lo que dice la prensa rosa.

P. ¿Cómo reaccionó su madre cuando le comentó el proyecto ‘gourmet’?

R. Le pareció bien. Ella ha vivido como una emperatriz, por eso es sorprendente que entienda esta revolución de la forma en que lo ha hecho. Mi madre tiene mucha confianza en mí. Ella sabe escuchar, pero no escucha a mucha gente, y hace caso a muy pocos. Desde hace unos años valora todo lo que yo hago, algo que me llena de orgullo.

P. ¿Entiende ahora que ella le obligara a estudiar Ingeniería Agraria?

Naranjas. Están estudiando vender las de su finca sevillana de ' Aljobar'.Naranjas. Están estudiando vender las de su finca sevillana de ‘ Aljobar’.

R. Sí, entiendo muy bien su shock cuando dejé la carrera para ser jinete profesional. Para ella los deportes eran una parte de la educación, no una profesión. Eso cambió a partir de Barcelona 92. Cuando me vio de olímpico dijo: pues sí que lo suyo tiene valor…

P. ¿La Casa de Alba sigue manteniendo a las 250 familias que dependen directamente de sus diferentes explotaciones agrarias?

R. Hemos recortado, pero poco. Yo firmo, entre empleos directos e indirectos, unas 360 nóminas al mes…Seguimos teniendo más gente de la que debiéramos, pero intentamos jubilar o prejubilar antes de hacer un ERE. Hace poco me dijeron: “¿No tendrá un hueco para una familia que tiene a sus cinco miembros en paro?”. En la medida de lo posible, somos sensibles ante este tipo de situaciones.

P. Tras sus polémicas declaraciones en ‘Salvados’ («En Salamanca hay una disponibilidad y una mentalidad frente al trabajo que no hay en Andalucía») le acusaron de ser «un señoritingo que no ha dado un palo al agua en su vida». ¿Cómo afronta este tipo de críticas?

R. No me llegan, ¿sabes? Pero tras aquella polémica tuve que rectificar y decir que había sido un mal menor. Aprendí mucho de mis reuniones con el SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores) y sintonicé muy bien con su portavoz, Diego Cañamero. Cada cual teníamos nuestras razones.

P. ¿Le veremos en ferias ‘gourmet’ como portavoz de la marca?

R. Nunca se sabe. De momento estoy contento con la respuesta de los medios especializados. Han apreciado nuestro buen hacer, por encima del noble apellido.

P. En la mitad de su vida, ¿qué huella le gustaría dejar en la historia de los Alba?

R. Creo que ya hay una pequeña huella: mi madre me ha dado hace poco el título de duque de Arjona por merecimiento…Me gustaría pensar que he cumplido la misión de convertir la Casa de Alba en una empresa rentable. En definitiva, que he sido útil.

Cuatro vías para obtener liquidez.

La Casa de Alba tiene un patrimonio estimado de 2.500 millones de euros, pero arrastra un enorme problema de liquidez que dificulta la conservación y el mantenimiento de sus vastos dominios. Nobleza obliga…y ahoga. De ahí que la Fundación Casa de Alba, de la que Cayetano es gerente, ideara una estrategia para obtener cash.

Las vías son cuatro: el alquiler del Palacio de Liria para eventos privados (visita guiada y cóctelcena en sus jardines. El precio de la jornada es de 50.000 €); la exposición El legado de la Casa de Alba, por la que casi 200.000 personas pagaron por ver; la subasta de muebles Art Decó que formaron parte del baño que Jacobo Fitz James Stuart, padre de Cayetana, regaló a su mujer el día de su boda y que fueron subastados por 6,12 millones de euros; y, por último, la creación de una marca para vender productos gourmet.

Más información: www.fundacioncasadealba.com

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