El estudio AMID.cero9 firma la rehabilitación de la Fundación Giner de los Ríos en el centenario de la muerte del moderno pensador. Un oasis futurista en pleno Madrid.
Fundada en 1876 por Francisco Giner de los Ríos y otros profesores e intelectuales, la Institución Libre de Enseñanza (ILE) fue uno de los movimientos de renovación educativa y cultural de mayor alcance en la España contemporánea. Un faro que a lo largo de seis décadas alumbró un país atrapado en las telarañas del atraso. Desde 1876 hasta 1936, la ILE se convirtió en un semillero de iniciativas modernizadoras de la sociedad y la cultura españolas. Bajo la influencia de Giner se emprendieron desde organismos públicos importantes reformas jurídicas, educativas y sociales, y se crearon entidades esenciales para el progreso del país como el Museo Pedagógico, la Residencia de Estudiantes o la Universidad Internacional de Verano de Santander. La Institución no solo atrajo a escritores y políticos como Joaquín Costa, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez o Julián Besteiro, sino que promovió la invitación a España de personalidades extranjeras como Marie Curie, Albert Einstein o John Dos Passos.
Al principio, la idea de Giner de los Ríos (Ronda, 10 de octubre de1839 – Madrid, 17 de febrero de 1915) era crear una universidad privada y laica, siguiendo el modelo de la Universidad Libre de Bruselas. Sin embargo, el proyecto no cuajó y, junto a sus compañeros Gumersindo de Azcárate y Nicolás Salmerón, apostó por la enseñanza primaria y secundaria. Para fundar esta escuela-laboratorio, un nuevo modelo de enseñanza que pasaba por sacar los libros al monte, compraron una quinta en lo que entonces eran las afueras de Madrid.
Tras la muerte del fundador en 1915 se constituyó la Fundación Giner de los Ríos, destinada a proseguir y difundir su legado, así como a garantizar la pervivencia de la Institución Libre de Enseñanza. Lamentablemente, al término de la Guerra Civil todos los edificios y bienes de la ILE fueron incautados. Tuvo que llegar la democracia para que, en 1977, se iniciara la recuperación de ese legado moral y material. «Los edificios estaban muy deteriorados, por lo que nuestra prioridad era el proyecto de rehabilitación para disponer de las instalaciones adecuadas», explica la directora de la Fundación, Elisa Navas.
Ha sido un proceso largo. No fue hasta 2005 cuando se convocó un concurso público. Contra todo pronóstico, el joven estudio AMID.cero9, que nació en 1997, de los arquitectos Efrén García Grinda (Madrid, 3 de abril de 1966) y Cristina Díaz Moreno (Madrid, 9 de enero de 1971), se llevó el gato al agua. «Nos presentamos pensando que no teníamos ninguna opción de ganar, porque competíamos con estudios consagrados. Pero dimos la mejor respuesta posible y, sorprendentemente, el jurado lo valoró muchísimo», recuerdan una década después. Pareja profesional y sentimental, desde sus comienzos tienen un pie en la docencia. Han sido profesores de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura (ETSA) de Madrid durante 14 años; llevan otros seis dando clases en la Architectural Association de Londres y actualmente las imparten también en la GSD de Harvard (Estados Unidos). «Educar a la gente es algo que nos preocupa y nos interesa, pero a partir de ahora queremos centrarnos más en la construcción de edificios», afirman antes de guiarnos por el complejo.
Reinventar
Tras cuatro años de obras, el proyecto de rehabilitación y ampliación de la Fundación Giner de los Ríos sorprende por su audacia. «Más que construir, nuestro trabajo ha consistido en reinventar, reconstruir, reconectar la institución a través del proyecto arquitectónico». Se trata de un insospechado espacio situado en pleno centro de Madrid, en el número 14 de la calle General Martínez Campos, donde estaba la sede histórica. Junto a la entrada principal se alza un cubo de unos 18 m de altura cuyas paredes de cristal están revestidas por una celosía metálica. Desde fuera parece una cortina de plata. Frente a él está la antigua casa de Giner de los Ríos y Cossío. Y entre ambos edificios, un angosto callejón que conduce a un patio presidido por un jardín central. Recuperar este oasis de vegetación, rodeado de varios pabellones aparentemente aislados, pero interconectados entre sí, fue clave en el proyecto por su valor simbólico.
Las acciones desplegadas en este solar de 2.000 metros cuadrados reflejan la visión de la naturaleza de Giner de los Ríos. «Él consideraba el paisaje como una herramienta educativa, como un hecho cultural. Planteaba ideas tan fascinantes como dotar a cada niño de al menos un metro cúbico de aire», explica Efrén. En un rincón del jardín sobresale un «árbol del amor» que luce ya sus primeras flores color violeta. «Hemos plantado dos ejemplares para que le hagan compañía». Como la meseta castellana para Giner, el jardín no es verde, sino «violeta, coral y plata».
Además de los nuevos pabellones (que albergarán aulas, salas de reuniones o despachos), el proyecto de AMID.cero9 incluye la rehabilitación de los edificios históricos: la antigua casa de Giner y Cossío y el pabellón Macpherson, que guarda la memoria de la arquitectura escolar inspirada por la Institución. Este último «es un edificio elevado del suelo, conectado con el jardín y con ventanas orientadas para que los niños tuvieran luz constantemente. Ahora nos parece normal, pero en aquella época era muy innovador», señala Cristina. El carácter central y vertebrador del jardín se acentúa con la piel neutra que reviste los distintos pabellones: una celosía compuesta por una malla de barras de acero galvanizado, como las que se utilizan para la cimentación de edificios. «Es uno de los materiales más baratos del mercado. Todo obedece a la filosofía de la Fundación, de ahorro. El presupuesto (1.200 euros el metro cuadrado) es el estándar de un edificio barato de oficinas de Madrid», comentan los arquitectos.
Subterráneo
De los 5.000 metros cuadrados construidos, la mitad lo está bajo tierra. Unas escaleras conectan el patio ajardinado con un deambulatorio subterráneo. Al final del pasillo, como una sorpresa inesperada, aparece un vanguardista auditorio con 263 butacas que se utilizará para congresos, conferencias o proyecciones. Para la directora de la Fundación, Elisa Navas, el resultado final de este proyecto «hace honor a la tradición innovadora de la Institución Libre de Enseñanza y es perfectamente adecuado a las necesidades de la Fundación». Coincidiendo con la puesta en marcha de la sede rehabilitada, este año se cumple el centenario de la muerte de Giner. «Tenemos programadas una serie de actividades que pondrán de relieve la vigencia y la actualidad de su legado intelectual, que hoy sigue siendo moderno», añade Navas.
Por este proyecto, Cristina y Efrén acaban de ganar el premio Heineken de la revista AD a los Nuevos Valores. «Pero nos da más alegría que el cliente esté satisfecho», comentan. Antes de despedirse confiesan que les urge comprar una casa en Madrid, les vence el periodo de alquiler. ¿Y qué tipo de casa buscan? «Una que tenga sitio para nuestros libros», dice Efrén. Cristina pide más: «Que tenga expansión hacia afuera y un pequeño jardín. Pero es el sueño de tanta gente…».
Espacio y formas
Cristina y Efrén fundaron AMID.cero9 en 1997 en Madrid. Entre sus trabajos más destacados están una innovadora nave industrial para producción, exposición y oficinas por encargo de Diagonal 80, en San Agustín de Guadalix, cerca de Madrid; el Palacio del Cerezo en el Valle del Jerte en la localidad cacereña de El Cabrero, aún sin terminar, y el Golden Dome, estructura flexible e inflable mostrada, entre otros lugares, en el Museo de Arte Contemporáneo de Tokio.
Más información. www.fundacionginer.org y www.cero9.com
Por Juan Carlos Rodríguez. Fotografía de Thomas Canet