Con 25 años logró ser primera bailarina del Royal Ballet -Covent Garden de Londres, una de las compañías más prestigiosas del mundo. La madrileña es Personaje Fuera de Serie 2011, un premio en colaboración con Dom Pérignon.
Apenas tenía 5 años cuando sintió «la primera llamada». Su madre se retrasó en ir a recogerla al colegio y, para entretener la espera, una profesora la invitó a entrar en la sala de ballet. Aquel feliz descubrimiento determinaría su futura vocación. «No sabía qué era ser bailarina ni había visto nunca un espectáculo de danza; de hecho, fue un poco decepcionante para mí enterarme de que había que subirse a un escenario: yo sólo quería bailar como en una clase, no me hacía falta un público, sólo quería hablar yo…», recuerda Tamara Rojo (nacida casualmente en Montreal el 17 de junio de 1974), primera bailarina del Royal Ballet-Covent Garden de Londres. Alcanzó el privilegiado puesto en 2000, con 25 años. Entonces fue la más joven de la compañía en conseguirlo. Ni en los mejores sueños…
PREGUNTA. ¿Ser la estrella del Royal Ballet es lo máximo a lo que una bailarina puede aspirar?
RESPUESTA. Es una de las compañías que, sin poseer un pasado histórico dilatado, tiene uno de los mejores repertorios y un considerable prestigio internacional. Siendo la compañía residente de la Royal Opera House, uno de los teatros mejor equipados del mundo, bailar con estas condiciones supone un privilegio para cualquier bailarín. Al mismo tiempo, aunque representa el ballet británico, el Royal acoge a un número importante de bailarines de diferentes nacionalidades, una cualidad que le internacionaliza aún más.
La prima ballerina recibe en su cajita de música. Hoy, para la sesión, se engalana con el vestido que interpreta en Marguerite & Armand. En su tiempo libre, viste vaqueros ajustados, zapatillas de deporte con plataforma y camiseta de Isabel Marant, «aunque también me gusta el look de Lanvin, McQueen, Dsquared2 o Dior. Para noches especiales prefiero los trajes largos, a ser posible en negro o rojo». En su sencillo camerino (un cartel de Al final de la escapada, un dibujo de la plaza de San Marcos de Venecia, el póster de su primera actuación con Julio Bocca, un autógrafo de El Juli), se concentra para visualizar el personaje que va a interpretar. En estos momentos ensaya Marguerite & Armand, obra cumbre de Frederick Ashton. ¿Cómo se relaja antes de salir a escena? «Lo que hago para controlar los nervios es prepararme bien. Tardo al menos una hora y media en arreglarme el pelo y maquillarme, y dedico casi el mismo tiempo a elegir las puntas que voy a utilizar para la actuación y el calentamiento».
Su rutina de trabajo recuerda a la de un deportista de élite: «Dos días a la semana hago Pilates a las 8:30 de la mañana, y de ahí voy a la clase diaria de ballet. Durante la jornada tengo ensayos, generalmente un máximo de cuatro horas y media. Otros dos días a la semana hago strength and fitness con un preparador físico. Es lo que necesito para estar en forma y preparar el repertorio. Si no tengo actuación termino a las 18:30 horas, lo que me da la oportunidad de disfrutar de otras aficiones que me alimentan: teatro, cine, danza, exposiciones… Los días que hay actuación termino alrededor de las 2 de la tarde y descanso hasta las 16:30. A partir de esa hora empiezo a prepararme, para terminar el espectáculo hacia las 11 de la noche.
P. ¿Qué tipo de sacrificios tiene que hacer una primera bailarina para mantenerse en la élite?
R. Más que de sacrificios, prefiero hablar de trabajo y dedicación. La danza clásica es muy exigente, no permite relajaciones ni años sabáticos, pero también da algo difícil de explicar, sensaciones y satisfacciones que cada una siente de forma diferente.
Criada en el barrio madrileño de Chamberí, sin antecedentes familiares ligados a la danza (es hija de ingeniero industrial), recibió sus primeras clases de ballet en el Colegio Nuestra Señora de la Sabiduría de Madrid. «Las impartía Lola Grande, una maestra perfecta para los niños con la que aprendí casi jugando. Creo que fue la atmósfera cálida de la escuela y la música del piano lo que me atrajo hacia la danza». Luego llegaron Víctor Ullate y el resto de sus maestros, que hicieron de ella una de las grandes. «He tenido mucha suerte al aprender de artistas extraordinarios», dice. «Ullate me enseñó que la disciplina y la tenacidad son imprescindibles; Attilio Labis y Karemia Moreno, los principios de la danza clásica; junto a David Howard aprendí a afrontar roles técnicamente complicados; Sorella Englund me introdujo el estilo Bournonville; Lynn Seymour me enseñó los secretos de Kenneth MacMillan; Derek Deane, el estilo clásico británico… Ahora trabajo con Loipa Araújo y Alexander Agadzhanov», repasa la agradecida alumna.
Aparte de su admirado Antonio Gades, también dice haber aprendido mucho de colegas como Sylvie Guillem, Lynn Seymour o Mats Ek. ¿Con qué pareja se ha sentido más cómoda? «La química con una pareja de baile tiene que ver con la musicalidad, con la sensibilidad interpretativa… Entre mis grandes partners estarían Carlos Acosta, Julio Bocca, Jonathan Cope y, en la actualidad, Sergei Polunin».
Aunque reconoce que algunas personas nacen con un don especial para el baile, los principales cimientos de su carrera son el esfuerzo y la perseverancia. «Hay que tener unas condiciones mínimas, como la musicalidad y la coordinación, pero la mayoría de los bailarines en parte nacemos y en parte nos hacemos», afirma la artista, elegida Personaje Fuera de Serie 2011 en la categoría de Danza.
Entre sus numerosas distinciones destacan la Medalla de Oro en el Concurso Internacional de Danza de París de 1994, que le abrió las puertas de las compañías internacionales; el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2005, que compartió con Maya Plisetskaya, y el Premio Benois de la Dance 2008, considerado el Oscar de la danza.
P. ¿Ha llegado a sentirse bloqueada por el éxito?
R. No, aunque al principio algún éxito inesperado creó más presiones y expectativas de las que esperaba.
Intérprete excelente de clásicos como Giselle, Blancanieves o El lago de los cisnes -«un ballet que siempre me produce una gran satisfacción bailar porque cada vez que interpreto los dos caracteres aparecen diferentes matices»-, su brillante trayectoria ha estado marcada por los grandes roles dramáticos del siglo XX: Manon, Mary Vetsera, Marguerite Gautier… «Sin embargo, el papel que más me ha llenado y afectado en la forma de bailar es Carmen, del coreógrafo Mats Ek», precisa Rojo, cuya última obra en cartel, Marguerite & Armand, fue creada para Margot Fonteyn y Rudolf Nureyev. Basada en la novela de Alejandro Dumas La dama de las camelias, «es una pieza que se repone en muy contadas ocasiones, así es que ha sido un gran privilegio reestrenarla junto a Sergei Polunin, la nueva estrella del Royal Ballet», explica.
Acostumbrada a las buenas críticas, su último debut tampoco defraudó: «El papel de Marguerite, que hasta la fecha sólo había sido interpretado por Margot Fonteyn y Sylvie Guillem, exige una bailarina sofisticada y con experiencia. Técnicamente, Tamara es una artista de extraordinaria exactitud, pero aquí todos sus movimientos surgen desde un núcleo de suavidad. Baila desde el interior hacia el exterior, mostrándonos su vulnerabilidad. Su relación con Armand se expresa en una serie de duetos en los que la vacilación cede a la pasión desbordada», comentó el crítico Luke Jennings en The Guardian. Además de la exactitud y la emoción que transmite sobre el escenario, de Tamara Rojo también se ha dicho que es auténtica, pues nunca se permite nada artificial.
P. Antonia Mercé ‘La Argentina’ dejó escrito que «la danza es verdad». ¿Qué es la verdad en danza?
R. Transmitir al público todo el caudal de sentimientos y expresividad que contiene esta disciplina, sin trucos ni aparentes virtuosismos para provocar el aplauso fácil. En suma, rigor técnico y entrega interpretativa.
Más que obsesiva en la preparación de sus papeles, es «minuciosa y perfeccionista». No extraña que criticara con dureza la película Cisne negro, «no sólo por difundir la patraña de que la actriz protagonista (Natalie Portman, ganadora de un Oscar por este papel) se hace en dos tardes prima ballerina, sino por estar llena de clichés negativos. Obras como Billy Elliot han ayudado a divulgar las cualidades de la danza y a contrarrestar algunos prejuicios sociales. Por el contrario, Cisne negro trivializa una obra de arte sublime para vender un thriller mediocre. Es evidente que muchos padres se plantearán si quieren una profesión de paranoicos para sus hijos. A la larga pagaremos un precio muy alto: el de las vocaciones».
Tamara Rojo, que en 2006 presentó al Gobierno español un proyecto de dinamización de la danza española (y que finalmente «no fue entendido por quienes deberían haberlo impulsado»), cree que en España no se ven buenos ballets por un problema estructural: «Hace ya tiempo, los responsables de las políticas culturales decidieron un modelo reductor para la danza; la constriñeron a unos estilos, seguramente los que a ellos les gustaban, y discriminaron a otros dejándolos sin inversiones ni capacidad de desarrollo. Lo curioso es que el país importa sobre todo espectáculos de ballet de obras clásicas». Así, no le queda más remedio que continuar su exilio dorado en Londres, ya sea sobre el escenario o como profesora residente del Royal Ballet School, donde da clases magistrales. Porque como desmiente, nunca se presentó al concurso público celebrado por el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y Música para dirigir la Compañía Nacional de Danza.
P. ¿Es tan excesiva como sus personajes, desde Marguerite a la reina de Corazones? Y, ¿a qué o a quiénes le cortaría la cabeza?
R. Intento controlarme; uso el escenario como terapia. Puestos a cortar cabezas… ¿qué tal a los que derrochan el dinero público en proyectos que no sirven para nada?
PREMIOS FUERA DE SERIE 2011
Fuera de Serie destaca el éxito de 10 personas que son referente en España y fuera de nuestras fronteras del mundo de la cultura, la moda, la gastronomía, la arquitectura, el diseño, la filantropía, el arte, la danza…, ejemplo de superación y cuyos logros repercuten en beneficio del resto de la sociedad. A lo largo de este año, publicamos en estas páginas las entrevistas a las celebridades que han sido distinguidas con el ‘Premio Personaje Fuera de Serie 2011’. En el proyecto colabora la prestigiosa marca de champagne Dom Pérignon.
Dom Pérignon Vintage 2000: la calidad de una ‘prima ballerina’
En 2000 Tamara Rojo entró como primera bailarina en el Royal Ballet-Covent Garden. Con una sólida formación clásica, siempre destacó por la precisión de sus movimientos y su poderosa presencia escénica. Del mismo modo, la calidad y la fuerte corporeidad del Vintage 2000 de Dom Pérignon se revelaron tras siete años de espera. «Fresco, cristalino y agudo, en nariz se revela un mundo único vegetal y marino, con recuerdos de pimienta blanca y gardenia. Luego aparece la madurez antes de exhalar notas de turba», lo describe el chef de cave, Richard Geoffroy.
Aunque en el primer Vintage del siglo XXI domina el estilo clásico de Dom Pérignon, asoman también sus características personales: táctiles, carnales y completas. Del mismo modo, el baile de Tamara carece de artificios. Cuando debutó en el Royal Ballet su carrera estaba en un equilibrado punto medio; como en el Vintage 2000 aún había reminiscencias de fruta fresca. Hoy, su br3illante madurez es incontestable, como prueba su interpretación en Marguerite & Armand.
Más info: www.roh.org.uk y www.tamara-rojo.com
PRÓXIMAS ACTUACIONES DEL ROYAL BALLET-COVENT GARDEN (LONDRES): LA BELLA DURMIENTE. 12 Y 22 DE NOVIEMBRE. ASPHODEL MEADOWS. 19, 24 Y 30 DE NOVIEMBRE. ROMEO Y JULIETA. 10 Y 19 DE ENERO. CANCIÓN DE TIERRA. 1 Y 6 DE FEBRERO.