La cantera de las celebrities

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Starlite es el festival que nadie puede perderse si quiere ser alguien en la Costa del Sol. Desde su creación en 2012, por su escenario han pasado desde Julio Iglesias, Alejandro Sanz o Lenny Kravitz.

Invitados VIP. Algunos de los asistentes al concierto del músico Lenny Kravitz del pasado 22 de julio en Starlite. De izqda. a dcha., Úrsula Corberó, Ana García Obregón, Imanol Arias, Anne Igartiburu, Darly Hannah, David Bisbal, Beatriz de Orleans, Eugenia Silva, Sandra García-Sanjuán, Antonio Banderas, Carmen Lomana, Agatha Ruiz de la Prada, Jon Secada, Ángela Carrasco, Antonio Carmona, Irene Meritxell, Mariola Orellana y Cecilia Gómez.

Cae la tarde en Marbella. El sol se esconde tras la montaña de La Concha, que con sus 1.215 metros de altura es uno de los picos más elevados de la Sierra Blanca. Hacia las 20.30 horas del pasado 22 de julio, un tremendo atasco de coches –la mayoría de alta gama– frena nuestra subida hacia La Cantera de Nagüeles. En este impresionante anfiteatro natural, sede del festival Starlite, el cantante y guitarrista Lenny Kravitz actuará hora y media más tarde para disfrute de 2.400 personas, el aforo del auditorio. La entrada para ver al «Dios negro del rock» cuesta entre los 150 euros de una butaca normal y los 650 de un asiento de palco VIP, donde el Möet Chandon corre como si fuera agua de grifo. Es el precio de ver a una estrella de cerca (la butaca más alejada del escenario está a 39 metros de distancia) en esta burbuja de hedonismo marbellí.

Desde su creación en 2012, el Festival Starlite se ha afianzado como la «Fórmula 1 del entretenimiento en Europa», como define la empresaria Sandra García-Sanjuán (Tenerife, 14 de mayo de 1972) a este evento internacional que ella y su marido, Ignacio Mulaquer, fundaron en torno a la gala benéfica que ella organiza junto a Antonio Banderas. «La cantera era un auténtico basurero cuando nosotros llegamos. Tuvimos que sacar 200 camiones de porquería», recuerda la directora de Avory Celebrity Access, una agencia especializada en la contratación de artistas internacionales.

Con un presupuesto de ocho millones de euros, Starlite espera recibir en esta cuarta edición unas 100.000 personas de unas 50 nacionalidades diferentes, más del 60% procedentes de España y el resto principalmente de Inglaterra, Rusia, Francia y Alemania. Del 22 de julio al 22 de agosto, por este escenario rediseñado por el arquitecto Héctor Ruíz Velázquez habrán pasado, además de Lenny Kravitz, artistas como Enrique Iglesias, Plácido Domingo, Alejandro Sanz, Laura Pausini o Andrea Bocelli, así como los DJ que actúan en la zona lounge. Pero la cantera está concebida como un multiespacio de 10.000 metros cuadrados que este año alberga también la II Edición de los Premios Platino del Cine Latinoamericano, el desfile de moda Elena Benarroch and friends, una exposición de arte comisariada por Blanca Soto, la elección de Miss Universo, ocho puestos de comida gourmet y dos restaurantes de alta cocina: La Meridiana del Alabardero y Mil Lunas by Millesime. «A Marbella le hacía falta un empujoncito como este para recuperar el glamour de los 80. La Operación Malaya y la crisis económica han sido un golpe muy duro para nosotros», dice José Lermos, uno de los 30 conductores oficiales de Starlite. Su vehículo forma parte de una flota de 20 coches y 15 furgonetas –incluida una adaptada para minusválidos– que la organización utiliza para subir y bajar a los asistentes desde el parking público hasta la cantera. Tras dos años en paro, este camionero de 42 años está agradecido por haber encontrado un trabajo que le proporciona ingresos extra durante el verano.

Starlite genera 40 empleos fijos y otros 500 indirectos, y según un informe de la firma PricewaterhouseCoopers este año dejará 60 millones en el municipio. Razones suficientes para que el evento tenga el beneplácito del Ayuntamiento y cuente con el respaldo de Marca España.

Como reza la placa de la entrada, fueron Alfonso de Hohenlohe (el artífice de Marbella como destino turístico de la jet set), Plácido Domingo y Julio Iglesias los tres visionarios que, en 1983, descubrieron la extraordinaria acústica de la Cantera de Nagüeles. Su sueño era crear aquí un auditorio internacional de música. El tenor llegó a ofrecer un concierto improvisado, pero la idea se abandonó por las trabas administrativas. A finales de los 80, David y Elizabeth Brockman, un matrimonio de mecenas norteamericanos que veraneaban en Marbella, resucitaron ese sueño promoviendo varios recitales de música clásica. El último fue oficiado en 1989 por la Orquesta Viena Sinfonietta. Desde entonces, la cantera fue cayendo en el abandono.

En 2011, buscando un lugar especial para celebrar conciertos, el marido de Sandra García-Sanjuán localizó este yacimiento por Google Maps. «Subimos, me tapó los ojos y me colocó en medio de la cantera. Al abrirlos dije: ‘Guauuu. ¡Lo hacemos aquí!’ Luego me di la vuelta, vi toda aquella basura y añadí: ¿Y cómo vamos a limpiar esto? Tuvimos que empezar desde cero, con generadores y bidones de gasoil», recuerda la fundadora sentada en un sofá blanco de Le Club, un exclusivo espacio de la zona lounge. En la carta se ofrece un pack que incluye champán GH Mumm, Vodka Grey Groose, Tequila Añejo y un show con bailarines. ¿Su precio? 6.000 euros.

De físico exuberante, vestida con una túnica roja de raso y encaramada a unos tacones de cuña, Sandra se pasea por el anfiteatro marbellí como una vestal romana. Pegada a su iPhone, es de esas mujeres de personalidad arrolladora, cercanas e hipersociales que no se detienen ante un obstáculo. Se licenció en Empresariales y lleva el espíritu emprendedor en la sangre: en los 70, su abuelo Cándido, apodado El Loco de Maspalomas, puso las piedras de los primeros hoteles de las islas Canarias, convencido de su potencial turístico.

En directo. Lenny Kravitz durante su actuación el pasado 22 de julio.

A ella también la llamaron loca cuando, en plena crisis, decidió crear un festival de música en este secarral. Su particular cuento de la lechera comenzó cuando su amigo Antonio Banderas le confesó que quería montar su propia fundación, Lágrimas y favores, un asunto en el que ella tenía experiencia: desde 2003 dirige la fundación Niños de la Alegría junto a su amiga Alejandra Alemán, la hija del expresidente de México Miguel Alemán Valdés, que hasta el momento ha conseguido construir 11 escuelas y escolarizar a 3.000 niños en el Estado de Guerrero. «Alejandra siempre me insistía en que montara una gala benéfica en España, pero yo no me acababa de decidir. Hasta que siete años después Antonio me habló de su proyecto. Así nació Starlite, que hasta el momento ha obtenido 1.455.000 euros. El 100% de lo recaudado se dona, es algo mágico», afirma esta empresaria con vocación de hada madrina.

Amigos. Plácido Domingo, entre Manolo Santana y su mujer, Claudia Rodríguez.

No obstante, la preparación de la gala le consumía demasiada energía. Su empresa, Avory, prácticamente se paralizaba seis meses. «Es más rentable que dones el dinero directamente», le advirtió su marido, ingeniero de telecomunicaciones con buen tino para los negocios: es el creador de Park Help, empresa cuyo sistema de aparcamiento guiado por luces de colores está presente en más de 40 países. Entonces a Sandra se le encendió la bombilla: «Empecé a llamar a varios artistas para que dieran un concierto antes o después de la gala. Para mi sorpresa, todos quisieron colaborar. Vinieron Paul Anka, Miguel Bosé, Tony Bennet, Rosario… La gente se preguntaba: ‘¿Qué ha pasado, de dónde han salido?’. Empezamos fuerte. Si hubiéramos arrancado poco a poco, nos habrían salido detractores». En cuatro años han pasado de ofertar 12 conciertos a los 22 actuales.

¿Cuáles son las claves del éxito? «Hay que hacer las cosas con pasión, sin pensar solo en el dinero». Opina la diretora de Starlite. «Nuestra filosofía se concentra en la canción Vuela alto, de Julio Iglesias».

La maquinaria de Starlite funciona como un reloj bajo una consigna sagrada: aunque las cosas se tuerzan, todo debe solucionarse con elegancia. «No podemos permitirnos que ningún invitado, artista o periodista ponga mala cara por alguna incomodidad», dice Pepe Arranz, jefe de Transporte y Logística, que coordina el traslado de artistas.

Con los primeros compases de American Woman empieza a hervir la caldera de Nagüeles. A medio camino entre Jimi Hendrix y un dios inca, los sensuales contoneos y los riffs fulminantes de Lenny Kravitz (51 increíbles años) hacen vibrar al público, entre los que se encuentran Frank Rijkaard, Manuel Benítez o Alaska y Mario Vaquerizo. Hay quien, como este periodista, se acerca al escenario para hacerle fotos a un metro de distancia y estrecharle la mano. Una fan entregada se viene arriba y le entrega su tarjeta de visita, esperando quizá una llamada de madrugada. Al final del ritual, sudoroso y extasiado, Kravitz se pasea por los palcos e incluso levanta a una niña entre sus brazos. Sólo faltó el meet and great (pasar a saludar) en la exclusiva barra de Cartier: la estrella prefirió irse a dormir al hotel Marbella Club.

Desfile de moda

Al día siguiente, Sandra García-Sanjuán analiza el concierto de apertura con su equipo de marketing. «Lo de Lenny fue brutal. Disfrutó con la cercanía del público y quedó encantado con la

Transporte privado. Un Ford Mondeo, de la flota de transporte del festival.

acústica. Son los artistas los que nos dicen que quieren venir, a pesar de ajustar el precio». Confirma sus palabras Alejandro Sanz, que el 20 de agosto actuará allí por tercer año consecutivo: «Starlite es casi un vicio. Una vez que vienes, quieres repetir. El ambiente es buenísimo, la acústica extraordinaria, estás cerquita del púbico y el entorno es maravilloso».

A continuación, García-Sanjuán llama a producción para que el desfile Elena Benarroch and Friendsse retrase media hora. La exmodelo y empresaria Estefanía Luyk ha sido la encargada de organizarlo. «A última hora nos ha fallado Etxebarría, pero desfilarán David Delfín y Baruc Corazón», aclara esta pure Starlite, como se conoce a los embajadores VIP del festival. Elena Benarroch opina que «es el único sitio de España donde ahora mismo se puede hacer un desfile de este nivel». ¿Repetirá? «De momento no. Este ha sido un homenaje a mi trayectoria, pero sobre todo lo he hecho por mis hijos, que son los que van a seguir con mi firma», concluye.

Desde el restaurante de alta cocina Mil Lunas by Millesime, a cargo de los chefs José Luis Estevan y Joaquín Felipe, se divisa una buena panorámica. Por la mesa desfilan cuatro deliciosas creaciones: gazpacho verde de chiles poblanos; huevos con espuma de patata trufada y setas; ravioli relleno de changurro y un postre de limón con helado de gin-tonic. «Nos faltaba la pata de la alta gastronomía para completar la experiencia Starlite», explica la fundadora en presencia de Sandra Reig, la directora del restaurante.

Antes de despedirnos a media noche, García-Sanjuán cuenta que el negocio está en todo lo que rodea al festival: el crecimiento de la marca, el merchandising, la internacionalización… «El 26 de marzo celebraremos la primera Starlite en México D.F, con un formato más pequeño, y ya hay conversaciones para llevarla a República Dominicana». No hay nada que detenga a La Loca de la Cantera.

Próximos conciertos

11 de agosto: Sara Baras con Voces. De 36 a 260 euros. 12 de agosto: India Martínez y Pitingo, con aires flamencos. De 33 a 240 euros. 13 de agosto: Enrique Iglesias, en concierto único. De 128 a 936 euros. 14 de agosto: Amaia Montero y su nuevo disco. De 33 a 240 euros. 15 de agosto: Noche movida, música de los 80. De 34 a 248 euros. 16 de agosto: Los Vivancos con Aeternum. De 33 a 240 euros. 18 de agosto: Anastacia y su inigualable voz. De 55 a 400 euros. 19 de agosto: Simphonic rapsody of Queen, homenaje a la banda británica. De 34 a 248 euros. 20 de agosto: Alejandro Sanz. De 114 a 832 euros. 22 de agosto: Andrea Bocelli, en concierto único. De 179 a 1.300 euros.

Más información. Starlite Marbella

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