Cachorros del arte

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La galería del matrimonio formado por Mafalda Muñoz y Gonzalo Machado ha irrumpido en el panorama artístico con una revolucionaria fórmula. Solo trabajan series limitadas, mano a mano con artistas contemporáneos. Ella es diseñadora de interiores y él un prestigioso fotógrafo.

Posando como dos sofisticadas piezas de un ajedrez viviente: de tal guisa nos encontramos a Gonzalo Machado (8 de mayo de 1982) y a Mafalda Muñoz (Madrid, 7 de enero de 1985) nada más traspasar la puerta de su galería de diseño y mobiliario contemporáneo, bautizada con las iniciales de sus respectivos apellidos (M.-M.) y abierta desde hace casi un año en el barrio madrileño de Chamberí. El rey y la dama de este peculiar tablero obedecen las instrucciones del fotógrafo, de modo que su improvisada performance concluye cuando se apagan losflashes. Jóvenes y estilosos, nos reciben con una mezcla de ilusión y nervios la víspera de la inauguración de Doble juego, la exposición de Álvaro Catalán de Ocón (Madrid, 26 de septiembre de 1975) que ellos ayudan a montar.

La muestra consta de dos proyectos,Rayuela y Tótem, ubicados en sendas salas de la galería. «En ambas propuestas, el juego de lo ilusorio forma parte esencial del proceso, que es tanto físico como mental. La puesta en escena es tan importante como la pieza», adelanta Catalán de Ocón, que ha elegido el camino de la autoproducción. Esto es especialmente evidente enRayuela. Sobre una superficie de mármol inspirada en un suelo clásico español del siglo XVIII se alzan varios taburetes de diseño geométrico e idéntico material; al agruparlos, forman unas mesas que, vistas desde arriba, crean la ficción de un suelo flotante. En la sala anexa se exhibe Tótem, un grupo de esculturas luminosas con forma de pirámides, globos y cubos de metacrilato transparente. El juego de luces y sombras devuelve al espectador al campo de lo ficticio. Nada es lo que parece.

Inédito

M.-M. se presenta como «una galería de diseño contemporáneo y mobiliario de autor especializada en piezas de serie limitada», un concepto bastante extendido en ciudades como París, Londres, Nueva York o Milán, pero novedoso en España. El proyecto surgió hace tres años, cuando vivían entre Londres y París. «La idea de trabajar mano a mano con el diseñador y desarrollar la edición de las piezas, igual que habíamos visto en estas ciudades, nos pareció muy interesante. Ha habido proyectos anteriores en Madrid relacionados con el diseño contemporáneo, como OA (de Rocío Bardín) o PCM (de Paloma Cañizares). Nosotros hacemos exposiciones editadas, con un programa anual, y además representamos a los artistas», aclara este joven matrimonio devenido en pareja artística. Tras debutar con la exposición de Michael Anastassiades y Philippe Anthonioz, Doble juego es su segunda producción, con la que se sienten plenamente identificados. «Nos hemos involucrado de principio a fin en el planteamiento y ejecución de las piezas que hemos producido. Son obras exclusivas que solo se pueden encontrar en nuestro espacio».

Fue Samantha Vállejo-Nájera, hermana mayor de Mafalda, quien presentó a la pareja hace 15 años. Desde que se conocen, el interiorismo, el diseño y la fotografía son pasiones compartidas y constituyen la base de sus profesiones. Gonzalo Machado iba para diseñador industrial, pero tras quedar finalista en un concurso, donde presentó un trabajo de imágenes sobre ruinas industriales, su vocación cambió de rumbo. A sus 33 años, es un reconocido fotógrafo de moda cuyos retratos dan lustre a revistas como Vogue, GQ o Vanity Fair. Además, ha realizado fotografía de interior para revistas de decoración como AD o Elle Japón. La belleza de lo espontáneo y el modo en que captura el carisma de sus personajes son sus señas más reconocibles. Asistente de Mario Testino entre 2005 y 2006, durante esos años vivió la primera línea de la moda. De él admira su capacidad para controlar todos los resortes del oficio. «Tiene una personalidad única que convierte su fotografía en algo natural, sin esfuerzo aparente, aunque detrás haya una sofisticación extrema», comenta sobre su famoso maestro.

Juego de Sombras. Sala anexa donde se exhibe Tótem (6.800 euros + IVA), un conjunto de lámparas con forma de pirámides, globos y cubos, que también funcionan como obras de arte.

Por su parte, Mafalda Muñoz aprendió el oficio de niña. Su padre era Paco Muñoz, pionero de la decoración interior en España, con quien colaboró en su estudio Casa & Jardín los últimos años de su vida. «Su visión es mi escuela. De él aprendí a convertir el trabajo y la estética en mi forma de vida. He crecido en ese ambiente y para mí es algo natural», explica esta arquitecta de interiores, que tras acabar su carrera se fue a Londres para estudiar un máster en Christie’s Education centrado en arte, estilo y diseño. Durante sus últimos años en París participó en el proyecto de renovación de un histórico hotel (del que prefiere no dar el nombre), y con 30 años ha cumplido el sueño de abrir su propio estudio en Madrid. Como su padre, considera que sus proyectos están guiados por «el buen diseño y la sencillez de los mejores materiales».

El gusto estético de ambos está muy vinculado a su formación profesional. «Tanto al fotografiar moda como interiores, aprendes a entender los espacios y la importancia de la colocación de los elementos. Muchos de los que he ido viendo se han incorporado a mi mundo estético», señala Gonzalo, vestido con chaqueta y camisa a medida de Manuel Calvo de Mora. En Christie’s, Mafalda aprendió a tener una visión histórica de las artes aplicadas, algo que en su opinión es fundamental para entender el diseño contemporáneo. «Ser arquitecto de interiores exige desarrollar detalles constructivos a una escala que está entre la arquitectura y el diseño industrial. Aprendes a conocer, trabajar y respetar la naturaleza de los materiales y su uso», comenta, vestida con pantalón de Sonia Rykiel, jersey de Kenzo y zapatos de Pedro del Hierro. Son conscientes de que su puesta en escena requiere el estilismo adecuado.

Artistas con talento

A los dos les fascinan los objetos cotidianos vinculados al diseño, así como los talleres artesanales. ¿El diseño tiene que ser necesariamente funcional? «Para nosotros es más importante la coherencia que la forma, la calidad de la ejecución y los materiales que la propiausabilidad «, argumentan. Entre sus referentes galerísticos citan a Shellmann Furniture (Múnich) y Salon 94 (Nueva York). «Algo fundamental es la colaboración con otras galerías. Tenemos muy buena relación con la portuguesa Show me Gallery, radicada en Braga».

Para ellos, lo más complicado a la hora de abrir M.-M. ha sido «conseguir apoyos para un proyecto que no tiene ninguna referencia en España. Además, paralelamente nosotros mantenemos nuestras profesiones, por lo que hemos tenido que organizar nuestros ritmos de trabajo». No obstante consideran que mantenerse activos, tanto en el mundo del interiorismo como en el de la fotografía, enriquece la labor de la galería. «Al final, todo suma». Sin un estricto reparto de papeles, colaboran juntos tanto en la parte creativa como en el desarrollo de negocio. «Los dos tenemos una inquietud estética que nos gusta aplicar a lo que hacemos, y esto facilita el diálogo entre nosotros. Trabajamos en equipo».

El criterio para seleccionar a sus artistas es «el talento», aseguran, ya tengan una trayectoria consolidada o un potencial futuro. Es el caso de Álvaro Catalán de Ocón, que se ha enfrentado por primera vez a una serie limitada. «Cuando Álvaro nos planteó la exposición como un diálogo entre arte y diseño con las piezas de Rayuela y Tótem vimos cómo estaba apareciendo una parte de su creatividad que nunca antes había desarrollado». Por su parte, el artista tiene la impresión de haberse quitado el corsé impuesto por su estricta formación de diseñador industrial.

Aficionados a viajar a ferias de diseño, Machado y Muñoz sueñan con participar en Miami Design, Paris Art+Design o el London Desing Festival. «La representación española es escasa en estas citas internacionales y queremos ser una referencia mundial del diseño español», afirman convencidos antes de dar los últimos retoques a la exposición. Si algo les sobra son ganas de comerse el mundo. Y como dijo el escritor y periodista estadounidense Ambrose Bierce: «La juventud es el período de lo posible».

Más que luces

El diseñador Álvaro Catalán de Ocón ha hecho de la estética industrial su universo creativo. Tras formarse en prestigiosas escuelas –IED de Milán y Saint Martin’s en Londres– en sus diseños apuesta por las pequeñas tiradas y el trabajo artesanal. En la colección que ha creado para Muñoz y Machado explora nuevos caminos más propios del arte. El resultado es una sorprendente serie que revisita el concepto de la iluminación.

Más información. www.machadomunoz.com

Por Juan Carlos Rodríguez. Fotografía Álvaro Felgueroso

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