Academia Rafa Nadal, la fábrica de campeones del tenis español

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En la Rafa Nadal Academy todo está pensado para que los niños mejoren en el tenis y en la vida. Por sus pistas han pasado 2.000 alumnos. Visitamos el proyecto del manacorí para «devolver al tenis lo que el tenis me ha dado». Un curso anual que cuesta 56.000 euros.

El curso anual que se imparte en la academia combina la preparación deportiva con la formación académica en la American School.

El sueño de Zakiya es llegar a ser la tenista número 1 de Pakistán. Seguidora de Rafa Nadal desde que tiene memoria, a sus 14 años trabaja duro para lograrlo. Aún no conoce personalmente a su ídolo, ganador de 16 Grand Slam y número 1 del tenis mundial, pero no descarta ser su sparring. De momento entrena cada día en la Rafa Nadal Academy by Movistar, la academia que el campeón inauguró en octubre de 2016 en Manacor (Mallorca), su ciudad natal. El pasado verano ella y sus padres recorrieron las instalaciones, revisaron los exigentes programas de entrenamiento y apreciaron la calidad de la enseñanza del colegio americano. Con una mezcla de ilusión y nervios, Zakiya se matriculó en el curso anual, que combina la preparación tenística de alto nivel con la formación académica. Hoy convive en el internado con otros 120 alumnos de 35 países. «Mi nueva familia», dice.

Su madre, Nudra B. Abdel-Majeed, abogada de 46 años formada en Oxford, cuya fundación Play for Peace lucha contra el terrorismo en Pakistán, ha viajado desde Lahore City para visitarla. «La decisión no fue fácil; nuestro país está muy lejos y en la academia no había chicas paquistaníes. Al principio se sentía insegura, pero su juego ha mejorado y ahora está muy motivada. Ha hecho amigos y habla algo de español, porque su compañera de cuarto es venezolana», explica. Bien posicionada económicamente, Nudra es consciente de que pagar los 56.000 euros del curso no está al alcance de cualquiera, «pero creemos que es una buena inversión. Los chicos reciben cursos de nutrición, psicología o valores. Y que Rafa sea número 1 y siga en activo es muy inspirador para ellos». Tras sondear otras academias internacionales, la de Nadal les atrajo porque «se potencian valores como el esfuerzo, el respeto o la disciplina».

A las afueras de Manacor, el complejo de 40.000 m2 está integrado por dos edificios comunicados entre sí. Alberga un colegio americano para niños de 12 a 18 años (el American International School of Mallorca), un gimnasio y una residencia tutelada. Rafa Sport Center está concebido como un centro deportivo para adultos y tiene uso turístico. Cuenta con un museo del deporte; un espacio fitness de 3.000 m2 con los últimos avances; la clínica Juaneda Sport Health, especializada en medicina deportiva y nutrición; spa, tienda exclusiva de souvenirs y un restaurante con vistas a las instalaciones, entre las que destacan 27 pistas de tenis, siete de pádel y dos piscinas. Los adultos -el 20% de la clientela- pueden alojarse si contratan un paquete deportivo de triatlón, ciclismo o running o simplemente quieren disfrutar del fitness center y del spa. «No es posible quedarse sólo a dormir, esto no es un hotel», precisa nuestra guía.

El tenista mallorquín Rafa Nadal.

Para Rafa, levantar este proyecto es una forma de devolver al tenis lo que el tenis le ha dado. A los 3 años empezó a dar sus primeros raquetazos en la escuela que su tío Toni Nadal abrió en Manacor, y a los15 se convirtió en el jugador más joven en ganar un torneo de la ATP. A medida que encadenaba triunfos, compaginar su vida deportiva con la académica se complicaba. Los desplazamientos de casa al colegio y de ahí a la pista de entrenamiento o los torneos le consumían tiempo y energía. Se vio obligado a colgar los estudios. El anhelo de construir su propia academia, «puntera en infraestructuras pero también muy humana», nació en parte de aquella frustración.

Dos objetivos cumplidos

Hasta que un día su padre (Sebastián Nadal) y su mánager (Carlos Costa) se pusieron manos a la obra. El 24 de noviembre de 2014 se colocó la primera piedra. «El gran impulsor de la academia ha sido mi padre. Gracias a él y a mucha más gente este sueño es hoy una realidad», comenta el titán mallorquín. «De momento hemos cumplido dos objetivos: que más de 120 niños vivan, entrenen y estudien aquí todo el año y que el centro sea un punto de encuentro para los vecinos de Manacor». Rafa Nadal Academy arrancó en 2016 con sólo cinco alumnos. Desde entonces, unos 2.000 niños de 12 a 18 años han pasado por los programas del centro: anual, semestral, semanal y Summer Camp (campamento de verano). Hoy, la academia presume de ser una de las más prestigiosas del mundo, «a la altura de IMG [en Brandenton, Florida] o Mouratoglou [en Niza]». La dirección ya está pensando en expandir el negocio a países como México, India o Japón.

El equipo directivo está formado por personas en las que Rafa Nadal ha confiado a lo largo de su carrera: desde su tío Toni (director de la Academia) a Carlos Costa (director de desarrollo de negocio) pasando por Joel Figueras (director de Tenis). Carlos Moyà, nuevo entrenador de Rafa tras relevar a Toni en 2018, ejerce de director técnico. A los 17 años dejó su Mallorca natal para continuar su carrera en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat. «Tenías que ir ahí si querías ser tenista. O lo tomabas o lo dejabas. En mi caso la moneda cayó de cara, pero otros compañeros se perdieron por el camino», recuerda. Cuando Rafa recala en Manacor, Moyà entrena con él en la academia. «El centro tiene las condiciones para que el jugador pueda rendir al 100%».

A Toni Nadal sus colegas le llaman «el filósofo». A sus 56 años, su misión es transferir el método de enseñanza y los valores que han propulsado a su sobrino a la cima de la ATP: disciplina, honestidad, superación, compañerismo, compromiso, humildad… «El tenis de élite se nutre de aspectos que no aparecen en los manuales», afirma. Además de entrenar a los jóvenes, imparte clases a los adultos a través del programa Toni Nadal Adult Tennis Camp: 12 horas de entrenamiento exclusivo durante una semana.

La prevención de lesiones pasa por estirar bien. En la imagen, centro de fitness de 3.000 metros cuadrados.

-Si un padre le pide que entrene personalmente a su hijo…

-Le respondo que no hay ningún entrenador que haga campeón a nadie. Antes de Rafael tuve a otros chicos y ninguno llegó a campeón. A los críos les digo: «Yo os puedo dar consejos, pero al final, quien va a decidir lo bueno que vais a ser en el futuro seréis vosotros mismos».

-Imaginemos que, de niño, Rafa se hubiera forjado en esta academia: ¿su rendimiento en pista hubiera sido mucho mayor?

-Rafael empezó a jugar en un pequeño club aquí al lado y el rendimiento fue alto siempre; de haber tenido mejores condiciones no habría sido mejor que Federer. Lo esencial es el trabajo, la atención que el chico ponga. Eso sí, a la mayoría de alumnos una academia como esta les permite rendir mejor.

-¿De aquí saldrá la próxima estrella del tenis?

-El término estrella no me gusta nada. El que se considera estrella normalmente es un estrellado. Nuestra ilusión es que de aquí salga otro Rafa Nadal, otro Federer, otro Djokovic… Soy consciente de que no es fácil. Pero a lo largo de mi carrera he visto cómo un chico sencillo de Manacor ha conseguido muchos de los objetivos que se propuso de pequeño. Como él, otros pueden llegar a cumplir su sueño. Todo depende de a qué estén dispuestos para conseguirlo.

Carlos Moyá, director técnico de la academia.

De los 180 empleados de la academia, unos 60 atienden a los 120 alumnos residentes, en su mayoría procedentes de España, EEUU, Inglaterra, Francia e Italia. «Formamos una pequeña familia», dice el responsable de Tenis, Joel Figueras, veterano entrenador de 53 años que entre 2013 y 2014 formó a jugadores de la Federación Americana de Tenis en Florida. En la academia dirige a un equipo de 25 entrenadores, seis preparadores físicos, dos fisioterapeutas, dos psicólogos y una nutricionista. «En ausencia de los padres, los niños están bajo nuestra tutela. Hay chavales de 15 a 17 años que están descubriendo el mundo y hay que estar más encima de ellos».

En la residencia, las chicas se alojan en la primera planta y los chicos en la segunda. Cruzarse en territorio ajeno o entrar en las habitaciones del sexo contrario está prohibido. Pueden mezclarse en las zonas comunes, como las aulas o el comedor. «Los entrenamientos también están diferenciados, aunque a veces juntamos a un chica de 18 años con un chico de 14 si su nivel es parecido», precisa Figueras. Y a continuación detalla el exigente horario de lunes a viernes: «A las 6.30 suena el timbre y a las 7.15 ya están desayunando. De 8.00 a 13.00, los mayores entrenan tres horas de tenis y una de preparación física, mientras los pequeños están en clase. Y por la tarde, a la inversa. Hacia las 20.00 cenan todos juntos y las luces se apagan a las 22.30».

Las actividades fuera de pista incluyen valores, psicología, salud, kinesiología y desarrollo de jugadores. «A cada uno le explicamos sus fortalezas y debilidades para establecer objetivos como mejorar el drive o reforzar el segundo saque», prosigue Figueras. Los fines de semana, varios monitores o «guardianes» organizan actividades lúdicas: excursiones a la montaña, carreras de karts, salidas en barco… La metodología está pensada para el tenis del futuro, donde el juego es cada vez más rápido y los jugadores, más fuertes y ágiles. «Trabajamos técnica, entrenamiento del ojo, capacidad de reacción, intensidad en el juego, entrenamiento mental... Si por algo destaca Rafa es por su fuerza mental, por cómo se sobrepone a lesiones y derrotas». En cada rincón pueden leerse frases motivacionales en inglés. An excuse never made us win a match (Una excusa nunca nos hizo ganar un partido), reza una de Toni Nadal escrita en los vestuarios.

Madera profesional

En el gimnasio mejoran la fuerza explosiva, la velocidad o la resistencia, pero también se les enseña a prevenir lesiones. Pedro Vives, mallorquín de 16 años, está intentando fortalecer su derecha. Gracias a su buen nivel de juego ha tenido la oportunidad de jugar de sparring con su ídolo. «Mi aspiración es llegar a vivir del tenis», confía. No todos los críos resisten la dureza de los entrenamientos y la presión del internado. «Algunos abandonan antes de tiempo porque echan de menos a sus padres o no soportan la carga física», explica Joel Figueras, quien calcula que entre un 10% y un 15% de los alumnos pueden llegar a ser profesionales. «Pero ahora los jugadores de la ATP alargan sus carreras hasta los 35 y no dejan sitio a los más jóvenes». ¿Cómo se distingue a un aprendiz con madera de campeón? «Suelen alargar por su cuenta los entrenamientos y competir muy bien. Se concentran mejor y controlan sus emociones: ni les afectan mucho las derrotas ni se ponen eufóricos con las victorias».

En una mesa contigua, el empresario alemán Leo Bormann, de 48 años, está cenando con su hijo Jens, de 14, que se apuntó al curso anual tras probar dos semanas el programa Summer Camp. El chico destaca «el trabajo en equipo, el espíritu de lucha y el respeto por los compañeros», entre los valores que ha aprendido en la academia. Su padre, al frente de una gran compañía de servicios con 6.000 empleados, se muestra satisfecho con los resultados. «El equilibrio entre la parte deportiva y académica me parece perfecto, hay buen ambiente y no sólo buscan resultados, sino el bienestar de los niños. Mi hijo es más abierto y le vemos feliz. Y si es feliz puede mejorar al tenis«. Para ganar 16 Grand Slam ya está el crack de Manacor…

Uno de los programas más solicitados es el Summer Camp (1.620 euros), que en 2018 se extenderá del 24 de junio al 26 de agosto. Durante una o más semanas, niños y jóvenes de 8 a 18 años tienen la oportunidad de aprender el método del tenista español. Incluye 22 de horas semanales de entrenamiento con profesores cualificados, además de preparación física, actividades lúdicas y alojamiento en la residencia tutelada con pensión completa. También pueden aprender jugando en el Rafa Nadal Museum Xperience, donde se exhiben sus trofeos junto a objetos donados por estrellas como Federer, Ronaldo o Pau Gasol.

LA SALUD, ANTE TODO

Bendecida por un clima que permite entrenar 12 meses al año al aire libre, los responsables de la Academia de Rafa Nadal preparan física y mentalmente a unos pupilos en plena fase de crecimiento. Por eso una de sus grandes obsesiones es trabajar con ellos en la prevención de lesiones, aspecto sobre el que se hace más hincapié durante la pretemporada, preparándolos a conciencia para enfrentarse a partidos en pistas rápidas (de alquitrán con resina sintética por encima). En este tipo de superficies se disputan torneos como el Abierto de Australia (que Nadal tuvo que dejar este año por lesión, precisamente) o el de EEUU. El juego es muy rápido y los desplazamientos son muy abruptos, sin apenas opción para realizar los deslizamientos propios de las canchas de tierra batida. Con llegadas a la bola muy agresivas, se fuerzan muchos cambios de ritmo y el pie se suele apoyar de una manera muy brusca. La poca absorción de la pisada que se produce resulta especialmente lesiva para los niños, al estar en época de desarrollo. Las rodillas y las caderas, grandes perjudicadas por el paso lateral, se ven sometidas a un estrés que se intenta contrarrestar con rutinas de fortalecimiento de los músculos abdominales y del tren inferior (glúteos y piernas), tanto en el gimnasio como en la pista. En estas sesiones, los chavales trabajan con el peso de su propio cuerpo ya que las pesas están completamente contraindicadas hasta que los jugadores hayan alcanzado la edad adulta. Por GEMA GARCÍA MARCOS

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